La defensa niega ante el Congreso que Clinton quisiera mentir
"Nada en el caso Lewinsky justifica que el Congreso de Estados Unidos cambie el resultado de una elección nacional", dijo ayer en el Capitolio de Washington Greg Craig, abogado de Bill Clinton. El presidente, según su abogado, fue "evasivo, incompleto, engañoso y exasperante" al negar bajo juramento y ante el pueblo norteamericano sus relaciones sexuales con Monica Lewinsky, pero eso no es motivo suficiente para destituirle.
Esta madrugada, la defensa de Clinton apuraba con esos argumentos la primera de sus dos jornadas de protagonismo ante el comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes. "Clinton lamenta sinceramente el dolor y el daño que ha causado", según Craig, que instó al Legislativo a "distinguir entre actos inmorales y actos ilegales". "Sabemos", dijo "que el presidente hizo algo pecaminoso, pero también sabemos que no eso no merece su destitución".El congresista republicano Robert Inglis le preguntó entonces: "¿Mintió Clinton al pueblo norteamericano cuando dijo que nunca tuvo relaciones sexuales con esa mujer?". Craig respondió: "Él cree que no mintió. Su testimonio fue evasivo, incompleto, engañoso y quizá exasperante, pero no perjuro". Inglis insistió: "¿Cómo puede ser todo eso sin ser una mentira?". Otro republicano, James Sensenbrenner, le preguntó al abogado de Clinton si estaba en condiciones de afirmar que Lewinsky mintió cuando el pasado verano contó a un gran jurado sus relaciones sexuales con Clinton. Craig respondió con pies de plomo: "Pensamos que ella ofreció en algunas áreas un testimonio erróneo, que difiere del ofrecido por el presidente".
De esta manera entró en su recta final el proceso que puede culminar la próxima semana con el impeachment o procesamiento para la destitución de Clinton. Cambiando de táctica, sus abogados no se concentraron ayer en atacar al fiscal independiente Kenneth Starr, sino que sostuvieron que las negativas de Clinton a reconocer sus relaciones sexuales con Lewinsky no entran dentro del campo de los "serios crímenes y fechorías" que permiten al Legislativo cesar al presidente.
La nueva actitud de no denostar a Starr fue una rama de olivo tendida a ese puñado de congresistas republicanos moderados en cuyas manos está el futuro del presidente. No cabe la menor duda de que el comité, cuya mayoría republicana está unida como una piña, decidirá el sábado recomendar al pleno de la Cámara de Representantes el impeachment. Pero lo que no es seguro es que todos y cada uno los 228 congresistas republicanos que la próxima semana serán convocados a un pleno extraordinario de la Cámara de Representantes estén por la labor de dar el histórico paso de votar a favor de convertir a Clinton en el primer presidente de este siglo que es juzgado para su posible destitución por el Senado. Se sabe que 3 de los 206 demócratas votarán en el pleno a favor del impeachment y que 4 o 5 republicanos, entre ellos el neoyorquino Amo Houghton, votarán en contra. El resultado final dependerá, pues, de la actitud que adopte las dos docenas de republicanos moderados que no lo tienen claro. La defensa de Clinton, que con la sesión de hoy se extenderá a lo largo de un total de 30 horas, pretende inclinar a ese último grupo en contra del impeachment.
Los abogados discutieron algunos hechos de la acusación de Starr y en particular el que no haya dado relevancia a las declaraciones de Lewinsky diciendo que el presidente jamás le pidió que mintiera bajo juramento. Pero aunque la incitación al perjurio de Lewinsky no pueda ser probada, sobre la mesa queda el perjurio cometido por el mismo presidente, que en dos ocasiones negó bajo juramento que sus relaciones con la becaria fueran sexuales. El perjurio es el cargo más serio que debatirá el pleno de la Cámara.
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