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Reportaje:

'Operación Jíbaro'

La policía pondrá en marcha en 1999 un plan para reducir su burocracia y mejorar el servicio a los ciudadanos

Mejorar la organización, descentralizar la toma de decisiones, aproximar los servicios policiales al ciudadano, sacar a más investigadores a la calle... En suma, ampliar las extremidades dedicadas a la seguridad ciudadana a costa de reducir la cabeza burocrática. Estos son los objetivos del plan Policía 2000, que su director general, Juan Cotino, quiere implantar durante los dos próximos años tras haber obtenido el visto bueno del Gobierno. Por eso, uno de sus colaboradores lo ha rebautizado como Operación Jíbaro, en referencia al pueblo amerindio conocido por su destreza como reductor de cabezas humanas.La radiografía del Cuerpo Nacional de Policía realizada por el equipo de Cotino resulta deprimente. Los efectivos dedicados a la prevención de la delincuencia son escasos y están mal organizados, mientras que los agentes empleados en tareas burocráticas "exceden de lo razonable".

Hay un "gigantismo estructural y burocrático, que demanda su reducción, especialmente en los órganos centrales y territoriales. Los agentes están desmotivados y sus tareas no están claras ni personalizadas. Hay poca especialización y apenas se utiliza la técnica de dirección por objetivos.

No se trata sólo de que la policía tenga una defectuosa estructura profesional, sino de que no presta un buen servicio a los ciudadanos, que "son los clientes". Hay una alta tasa de criminalidad y ello se traduce en una fuerte sensación de inseguridad colectiva. "Sobre todo, porque los pequeños delitos son los más frecuentes y, por contra, se investigan y se persiguen poco", según el director general. "Nosotros tenemos dos clientes: uno, el Estado; y otro, el ciudadano. Al primero le servimos bastante bien, pero al otro...", reconoce Cotino. Y eso, naturalmente, lleva a la ciudadanía a la convicción de que hay miles de robos, atracos y estafas que quedan impunes. Cotino está dispuesto a emprender una auténtica revolución en el Cuerpo Nacional de Policía, aunque es consciente de que se va a encontrar con fuertes reticencias entre sus 50.000 subordinados. No obstante, el propio presidente del Gobierno, José María Aznar, ha dado su visto bueno al plan Policía 2000 y ha prometido dedicar a tal fin, en los próximos tres años, una partida extraordinaria de 31.000 millones de pesetas para pagar incentivos y adquirir nuevos equipos.

El Ministerio del Interior, después de la buena experiencia de la puesta en marcha de la policía de proximidad en algunas capitales, ha decidido adelantar en un año el plan de implantación del proyecto Policía 2000. Durante 1999, se implantará en las ciudades de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga y Alicante, así como en los pueblos donde la seguridad corra a cargo de la policía, el denominado Programa 6 por 6. Éste consiste en un plan de choque contra seis delitos: robos de vehículos, sustracciones de objetos en el interior de los coches, tirones, robos en domicilios, trapicheo de droga y gamberrismo urbano. Este programa se extenderá al resto de España durante el 2000, es decir, un año antes de lo planeado inicialmente.

Cotino pretende descentralizar los servicios de prevención de la delincuencia y de investigación, transfiriéndolos a las comisarías de distrito. Las actuales brigadas provinciales "serán redimensionadas" en sus efectivos, que a partir de ese momento se encargarán sólo de investigaciones de tipo medio-alto (delincuencia organizada, narcotráfico, asesinatos, etcétera). "En las comisarías habrá detectives de proximidad, a cada uno de los cuales se les asignará una investigación concreta y el ciudadano tendrá derecho a que le informe periódicamente de cómo va la investigación de su asunto", promete el director general. Además, éste pretende que el horario de dichos funcionarios sea mucho más flexible que ahora, aunque a cambio se les someterá a un control de rendimiento, lo que también se hará a nivel general "para que nadie haga trampas en las estadísticas de criminalidad" existente en su demarcación.

Otra novedad importante, si Cotino realiza su proyecto, es que en cada comisaría de distrito habrá hasta seis agentes especializados en inspecciones oculares. ¿Qué se conseguirá con eso? Pues que si a usted le roban en el piso o en su tienda, un policía irá e intentará encontrar pistas o huellas dactilares de los rateros, cosa que en la actualidad ocurre en muy contadas ocasiones. Y, además, el ciudadano será atendido con más prontitud si tiene un problema y podrá formular sus denuncias a través de una simple llamada telefónica, sin necesidad de esperar en una oficina policial.

Cotino está decidido a acabar con el "gigantismo" y el "centralismo" que, a su juicio, aqueja al Cuerpo Nacional de Policía. Un mal que se traduce en una estructura en la que la pirámide resultante tiene un vértice muy extenso y una base más pequeña de lo deseable. Y para reducir la cabeza es, precisamente, para lo que servirá la Operación Jíbaro.

El plan afectará a unos 5.000 agentes de las brigadas de Seguridad Ciudadana, Policía Judicial y Policía Científica. Para los primeros sólo supondrá un cambio de dependencia orgánica -su jefe será en el futuro un comisario de distrito o de zona-, mientras que el 80% de los miembros de las brigadas de Policía Judicial y Policía Científica se integrarán, incluso físicamente, en los Grupos de Investigación de las comisarías.

En los próximos años se pretende reducir hasta en un 20% la actual plantilla de funcionarios dedicados a conducir y reparar los coches policiales. Esto, según los cálculos iniciales, permitirá recuperar para otras tareas a unos 500 agentes. Otros 200, destinados hoy en las comisarías generales de Policía Judicial, Documentación, Información y Seguridad Ciudadana también cambiarán de puesto.

El director general ha consultado su plan con los sindicatos policiales y ya ha encontrado las primeras críticas, e incluso el rechazo frontal por parte de alguno. Pero Cotino no se rinde, pues está convencido de que la reforma es necesaria. "Esto lo tenía que hacer alguien y me ha tocado a mí", afirma. "Pero no es un plan mío ni del Gobierno del PP. Simplemente considero que la policía tiene que adaptarse al servicio que nos demandan y al que tienen derecho los ciudadanos".

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