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Una bola de nieve que empezó a rodar en Cadaqués

La obstinación justiciera de Josep Aldehuelo, un acomodado industrial ampurdanés que mantiene ásperas rencillas con algunos vecinos de Cadaqués y que se considera reiteradamente perjudicado por las administraciones local, autonómica y estatal, proporcionó a la Guardia Civil el primer indicio de supuestas irregularidades en determinadas obras de la franja marítimo-terrestre. El enfrentamiento de Aldehuelo con determinados estamentos, entre ellos la delegación de Costas en Girona, hizo que el empresario llegara a contratar a una compañía de fotografía aérea para descubrir vulneraciones urbanísticas. El empresario denunció la situación ilegal de las terrazas del paseo marítimo de Cadaqués. La particular cruzada de Aldehuelo se ha hecho popular en medios judiciales y administrativos. A menudo obtiene documentos que comprometen a la Administración, papeles que pasan a engrosar un nutrido archivo de irregularidades que, si adquieren la suficiente solidez, acaban en el juzgado. Aldehuelo asegura que fue un topógrafo de costas, Francesc Martín, quien se ofreció a entregarle documentos oficiales comprometedores a cambio de dos millones de pesetas. El funcionario, en cambio, sostiene que únicamente habló de manera informal de ciertas irregularidades durante una comida con el empresario y que no pretendía venderle esa información. La Guardia Civil, avisada del supuesto ofrecimiento por parte del empresario, grabó el encuentro en un restaurante de Girona y detuvo al topógrafo. La investigación que mañana llega al juzgado arranca de su declaración, a partir de la cual agentes del instituto armado empezaron a interrogar a trabajadores de la delegación, a investigar sus cuentas corrientes y a obtener resultados que permiten imputar de graves cargos a otros funcionarios y a los máximos responsables de Costas en Cataluña. A pesar de las acusaciones que pesan sobre los responsables de la dirección general, el topógrafo es el único empleado que hasta el momento ha sido represaliado administrativamente por sus superiores, puesto que se le ha abierto un expediente disciplinario por hacer manifestaciones en contra de sus superiores. La difícil situación que vive el topógrafo se agravó a raíz del asalto que sufrió su domicilio, en el que fueron revueltos sus papeles, aparentemente en un intento de amedrentarle. El topógrafo solicitó ser admitido como acusación particular en la causa que sigue el juzgado número 6, petición que fue denegada.

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