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'Universitas Navarrensis', sí, pero ¿cuál?

El Opus Dei y la Universidad Pública de Navarra pleitean por la leyenda latina de sus escudos

Navarra vive desde hace meses una auténtica guerra universitaria. Y no es una pelea estudiantil ni de profesorado o de financiación, sino puramente léxica. Las dos instituciones universitarias, la Universidad Católica de Navarra, propiedad del Opus Dei, y la Universidad Pública de Navarra (UPNA), creada en 1987 por los poderes públicos, batallan en todos los frentes para poder exhibir legalmente en sus emblemas y escudos la denominación latina Universitas Navarrensis. Una similitud de nombres que ya generó este año una curiosa polémica por una herencia de más de 240 millones destinados a crear un premio universitario.La universidad privada, surgida en 1960 en el marco del concordato entre España y la Santa Sede con un decreto de erección en el que se la denomina Universidad Católica de Navarra, incorporó a su escudo hace muchos años la leyenda Universitas Studiorum Navarrensis y ha conseguido dos pronunciamientos judiciales favorables a la exclusividad de tal título. El objetivo de esta pelea judicial es impedir que la universidad pública incorpore a sus emblemas y escudo únicamente dos palabras latinas: Universitas Navarrensis, tal y como lo estableció el artículo 7.2 de los estatutos de la UPNA, aprobados por el Gobierno de Navarra en 1995 y que fueron impugnados por los servicios jurídicos del Opus Dei.

De entrada, la universidad creada por las instituciones navarras con el nombre de Universidad Pública de Navarra (UPNA) tampoco ha podido registrar su escudo con la leyenda Universitas Navarrensis en la Oficina Española de Patentes y Marcas. La oficina argumentó que el escudo vulnera la ley al plantear una competencia desleal a la Universidad de Navarra, que ya tenía registradas las imágenes gráficas de Universitas Studiorum Navarrensis y Universitas Navarrensis, y podía crear "confusión" en el sector educativo. La nueva universidad ha puesto el asunto en manos de un gabinete jurídico madrileño para conseguir su aspiración.

Basándose en ese pronunciamiento, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra acaba de anular la aprobación de los estatutos de la universidad pública realizada por el Gobierno de Navarra en 1995, en virtud de los cuales el emblema de la UPNA pasó de ser Universitas Publica Navarrensis a Universitas Navarrensis. La universidad pública no se da por vencida y recurrirá en casación, pero, de momento, el tribunal señala que se trata de la "usurpación" de un nombre merecedor de protección y "ostentado internacionalmente, ya desde los años cincuenta", por la otra universidad. Al mismo tiempo, reprocha a la UPNA y al Gobierno navarro haber "incidido impropia e indebidamente en el ámbito privado de la Universidad de Navarra".

A nadie se le escapa que detrás de esta ya larga polémica de emblemas hay una pugna por la representatividad social y educativa entre ambas instituciones, cuyos estudios son en su mayor parte complementarios, además de un legítimo interés por defender los beneficios que reporta el reconocimiento social que los emblemas dan a las actividades de todo tipo de cada institución. De nada ha valido la recomendación del Consejo de Universidades a la Universidad de Navarra para que incorporara el apelativo "católica" a su denominación. Los tribunales le otorgan el derecho de ser la única que puede exhibir en su escudo el calificativo de "Universidad de Navarra", aunque sea un centro privado y gran parte de sus alumnos (17.000 en total) procedan de fuera de la Comunidad Foral, mientras que la UPNA es pública y la inmensa mayoría de sus alumnos (14.000) son navarros.

La similitud de nombres genera habitualmente confusiones postales que irritan a ambas instituciones, pero provoca además roces más picantes. Así, cuando el vecino de San Sebastián Jaime Brunet murió, en 1992, dejó escrito en su testamento que deseaba crear con sus bienes una fundación privada para el fomento de los derechos humanos, que radicaría en "la Facultad de Derecho de la Universidad de Navarra". Tras un primer momento de confusión, su sobrino y heredero aclaró que la intención de su tío era conceder a la UPNA los más de 240 millones con que está dotada la fundación que lleva su nombre y el premio anual de seis millones de pesetas. El testamento fue modificado especificando que se trataba de "la Universidad Pública de Navarra, y no la del Opus Dei, radicante también en Navarra". Aquel entuerto se aclaró. El del escudo todavía aguarda un pronunciamiento definitivo.

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