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Fallos de la infraestructura, gestión funcionarial y un diseño de artista son los problemas de El Prat

VIENE DE LA PÁGINA 1 Los brazos metálicos que permiten el acceso y la salida directa de los aviones a las estaciones de embarque (fingers) "son insuficientes, por lo que aproximadamente el 50% de las operaciones se realizan en remoto, es decir, trasladando en autobuses o jardineras como se hacía en los tiempos de los aviones Caravelle. No se prevén nuevos fingers hasta que sea una realidad el edificio satélite junto a la tercera pista", afirma Josep Bellver, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). El Prat dispone de un total de 24 fingers y sólo uno de ellos en cada módulo de embarque permite operar a aviones de gran volumen (los B-757 son cada vez más frecuentes), por lo que el reparto de fingers está muy condicionado a la altura y el tamaño del avión. El director del aeropuerto barcelonés, Antoni Pedrós, sostiene: "AENA es la más interesada en operar con fingers para optimizar el coste de su mantenimiento y porque usándolos facturamos más a las compañías que si se carretea el avión. Se procura el uso del finger al máximo, pero hay que pensar que hablamos de 650 operaciones de media diarias". La ocupación de los fingers es del 85% o el 90%, según Pedrós. "Si no se usan más es, además, por otros impedimentos formales consecuencia de la aplicación del Tratado de Shengen, que regula los controles policiales de los pasajeros", puntualiza. Los pasajeros siguen sin entender por qué no les toca finger y tienen que someterse a la tortura del "remoto" incluso en vuelos de puente aéreo. La razón muchas veces es la conveniencia de tener listo el avión para el día siguiente. Algo verdaderamente sorprendente si se tiene en cuenta que muchos de los 50 aviones que por la noche se quedan en El Prat a menudo son movidos con tractores, aunque nunca para proporcionar comodidad del viajero. La ALA, que es la asociación de la compañías aéreas usuarias del aeropuerto, denuncia igualmente que las puertas de embarque son insuficientes, a pesar de los esfuerzos de AENA por desdoblar algunas de ellas. Asimismo considera que los mostradores de facturación no son suficientes. El director del aeropuerto destaca que se están realizando obras en la llamada terminal olímpica (un pequeño edificio entre la terminal A y la B). "Estas obras nos van a permitir contar con 22 mostradores más para facturación (unos 13.000 metros cuadrados), una entrada independiente y una zona comercial en la planta superior y espacio para oficinas". Las obras deberían estar acabadas para el próximo verano. Quejas de los pasajeros Las quejas de los pasajeros son de todo orden. Por ejemplo, en todo el aeropuerto no hay una oficina de Correos. No hay sistema de transporte entre terminales en la planta baja, ni servicio de hotel, ni oficina de objetos perdidos en las terminales; la megafonía sólo se oye en los pasillos, y las denominadas salas de VIP no están a la altura. Por no hablar de los servicios de información. "Ir de uniforme aquí es una tortura. Todo el mundo te para para preguntarte algo y nosotros somos vigilantes de seguridad", afirman dos profesionales de ese sector. Los extranjeros se quejan en general del nivel de seguridad de la terminal A, que ha pasado en los últimos meses de ser un balneario a una actividad frenética al haberse desviado todos los vuelos internacionales que no son de Iberia. Esta terminal adolece de una acuciante falta de servicios. De hecho, sólo tiene una cafetería, dos bancos y un quiosco. También hay quejas de los policías que atienden los trámites de pasaportes y del control de la Guardia Civil, que provocan frecuentes colas. Se dice que las señales son pequeñas, a lo que los responsables de AENA responden que la existencia de tres lenguas en los rótulos (catalán-castellano e inglés) dificulta la señalización y la megafonía. Las compañías afirman que las admisiones de equipaje se saturan a menudo porque "no hay suficiente personal y las cintas se bloquean". A los pasajeros les exaspera especialmente que la salida de sus vuelos sea retrasada de cinco en cinco minutos. Los profesionales son más osados y afirman que la informática es un desastre. El director del aeropuerto asegura, sin embargo, que los informáticos de Barcelona tienen fama de ser los mejores de AENA. Se están haciendo mejoras, como compatibilizar los sistemas informáticos de los mostradores de control para que sirvan para cualquier compañía. Además no está claro que Fomento haya asumido el proyecto de una pequeña terminal para los vuelos regionales, aunque en el aeropuerto de El Prat todos están de acuerdo en que sería básico para la descongestión.

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El Prat se acerca a la saturación al rozar el pasaje previsto para el 2015 Numerosas fuerzas sociales exigen la gestión catalana del aeropuerto
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