Disminuye el esfuerzo europeo en investigación y tecnología
"Europa es todavía la segunda potencia científica más importante (después de EEUU) y la tercera potencia más importante en términos tecnológicos (después de EEUU y Japón). Sin embargo, en los últimos años, han disminuido los esfuerzos en estos campos", dice el Informe mundial sobre la ciencia 1998 de la Unesco. En 1996 (último año para el que se recogen datos), Europa "dedicó únicamente un 1,85% del Producto Interior Bruto (PIB) a investigación y desarrollo (I+D), comparado con el 1,95% de 1993. En muchos países el gasto total se ha estancado o incluso ha disminuido".El Informe (Santillana/Ediciones Unesco. París-Madrid, 1998. ISBN Unesco 92-3-303446-1, ISBN Santillana 84-294-5957-X) recorre, en la primera parte, el estado de la ciencia y la tecnología internacional, incluyendo las políticas y tendencias en todo el mundo, agrupando las regiones por rasgos de identidad. En la segunda parte, se abordan los Temas contemporáneos: ciencia y seguridad alimentaria; ciencia y gestión del agua; globalización y comunidades científicas en los países en desarrollo. Norteamérica, Europa y Japón, con sus diferentes énfasis y resultados, siguen siendo los tres grandes de la I+D en el mundo, muy destacados en cuanto a logros y potencialidad, frente al resto de los países.
En América Latina, destaca el estudio de la Unesco, los años ochenta, con serios reveses económicos en la región, se considera la década perdida en la que se registraron tendencias negativas en la actividad científica. Los más optimistas apuntan que se ha invertido la tendencia en los últimos años y auguran un futuro más positivo para la región.
En cuanto al panorama general, Federico Mayor, director general de la Unesco, comenta en el prefacio del Informe: "La globalización ha contribuido a adquirir una mayor conciencia de las oportunidades que ofrece la ciencia para acelerar el desarrollo socioeconómico. Ha permitido la mayor cooperación internacional que jamás se había producido. Al mismo tiempo, ha presionado sobre la ciencia para que ésta sea más efectiva frente al coste, en detrimento de la ciencia que surge únicamente de la curiosidad. Todos los países se están esforzando para fijar un rumbo entre la investigación básica a largo plazo y la ciencia más directa que promete resultados más inmediatos".
Volviendo a Europa, y deteniéndose en los casos país por país, el informe señala que el gasto de I+D se ha estancado o disminuido especialmente en Francia, Alemania y Reino Unido, países "cuyos esfuerzos alcanzaron previamente un magnífico nivel". Mientras tanto, Grecia e Irlanda, que dedican modestos recursos a la investigación, han continuado aumentado su inversión en este sector. "En general, esta reducción es debida al recorte de los gastos de investigación en la industria". En España, se registró un aumento del porcentaje del PIB dedicado a I+D entre 1990 y 1993, cuando se alcanzó el máximo (0,91%, muy alejado aún del 1,93 % de la media europea y del 2,4% de los países líderes), para declinar hasta un 0,76% estimado para 1996, último año para el que se recogen datos.
Pese a esta situación, la producción científica de Europa Occidental, medida en número de artículos científicos publicados, ha mejorado, con un 36% del total mundial actualmente para el conjunto de la UE. Por número de investigadores, Europa Occidental ocupa el tercer lugar del mundo tras Norteamérica y Japón. Con unos 862.000 investigadores europeos actualmente, se estima que cinco de cada cien trabajadores están ocupados en I+D. Tanto en estos parámetros como en número de patentes, los tres grandes europeos (Alemania, Francia y Reino Unido) dominan la situación.
El funcionamiento del cerebro desconocido, el origen de la vida, y el origen del universo forman la agenda de la ciencia para el siglo que viene, según John Maddox, célebre ex-director de la revista Nature, que también apunta la comprensión del interior de la Tierra y la exploración minuciosa de otros objetos del Sistema Solar, la evolución humana y el genoma humano como asignaturas pendientes. Entre los retos, Maddox advierte que "hay que luchar contra nuevos problemas de ámbito global" (los nuevos virus, el calentamiento del planeta) y recuerda los inquietantes dilemas éticos que surgen de la mano de la manipulación del genoma humano.
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