Estrategia nuclear
Según el ministro de Defensa norteamericano, W. Cohen, y frente a lo que parece proponer el nuevo ministro de Asuntos Exteriores alemán, J. Fischer, la OTAN no debe renunciar explícitamente a un "primer golpe" (first use) con las armas atómicas, porque la ambigüedad en el uso de las mismas "contribuye a nuestra propia seguridad" (EL PAÍS, 24 de noviembre de 1998).Dejando de lado lo que podrían decir también en cuanto a su seguridad aquellos países a los que EE UU y las demás potencias nucleares quieren persuadir (aplicando la ley del embudo) de que no desarrollen un arsenal atómico, lo cierto es que postular el compromiso de no ser los primeros en usar las armas nucleares no es una posición excéntrica típica de un heterodoxo verde, sino un planteamiento realista que podría reducir el peligro atómico.
Así lo sostienen expertos como el almirante norteamericano retirado Stansfield Turner (ex director de la CIA), quien subraya el elevado valor político y diplomático de una estrategia de no-first-use, que ayudaría a deslegitimar las armas nucleares como armas de guerra (The Bulletin of the Atomic Scientists, marzo-abril 1998). A su juicio, si EE UU la adoptó podría a continuación abogar por la transformación del actual Tratado de No Proliferación en un más amplio Tratado contra el Primer Golpe Nuclear (No-First-Use Treaty), en el que se consideraría dicho primer uso como un grave crimen contra la humanidad, que llevaría aparejadas fortísimas sanciones económicas y políticas. Con ello se daría paso a un nuevo clima respecto a las armas atómicas, en el que se frenaría más eficazmente que hasta ahora su inquietante proliferación.- . .
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