Bricall propone dar más poder a los rectores frente a la "corporación de profesores"

Mientras el temor del Gobierno del PP a abrir la caja de Pandora de la Ley de Reforma Universitaria (LRU, 1983) mantiene congelados los cambios imprescindibles sobre el profesorado, en el mundo académico se oyen voces que, en un salto cualitativo y dejando de lado las menudencias, plantean una cuestión primordial: ¿quien manda en la Universidad? El ex rector de la Universidad de Barcelona y ex rector de los rectores europeos, Josep Maria Bricall, encargado de dirigir el informe sobre la Universidad española, pide más poder para el rector frente "la corporación de profesores"."La universidad española es como la Yugoslavia autogestionaria de Tito, pero sin Tito", decía en privado el rector de una de las más importantes universidades españolas, refiriéndose a la dispersión de la capacidad ejecutiva de la figura del rector, que ha propiciado la aplicación de la LRU. Al rector lo elige el claustro por un periodo de cuatro años, no puede nombrar más que a su equipo gestor y debe negociarlo todo con la Junta de Gobierno. En definitiva, no pasa de ser un primus inter pares, cuyos movimientos están siempre atrapados en la red de intereses internos del claustro que lo sustenta.Con el añadido de que, una vez acabado el mandato, debe volver a ocupar su cátedra.

Bricall tiene ahora el encargo de dirigir el ambicioso informe encargado por los rectores españoles que analice el estado de la cuestión y proponga remedio a los males que aquejan a esta institución. Bricall señala con ironía que, en cuanto accedió a su puesto de rector, dejó inmediatamente de dar clases, no sólo por no disponer de tiempo, sino porque, tal y como le habían enseñado los jesuitas, "no hay que dar oportunidad a que surja la tentación". Se refiere al hecho de que el contacto permanente con sus pares académicos podía haberle impedido cumplir con su deber.

La semana pasada, Bricall participó en unas jornadas sobre La responsabilidad social de la universidad y el futuro de una universidad crítica, organizadas por la Autónoma de Barcelona en torno al Instituto Joan Lluís Vives, que integra a la práctica totalidad de las universidades del ámbito lingüístico catalán.

Supervivencia

Para Bricall, "el poder en la universidad se plantea ahora de un modo muy diferente que hace 20 años. Entonces había que quitárselo al poder político, pero ahora la cuestión del poder se ha transformado de un ideal de difusión en una exigencia de ejercerlo eficaz e íntegramente para que sobreviva la institución".Nadie discute que, en las últimas décadas, el poder ha pasado de las manos de los gobiernos a las de la propia universidad. Pero ¿qué debería significar el aumento de la autonomía universitaria? Según Bricall, "el aumento del poder del rector". Esto debe ser así, explica, " porque si no, otros lo asumen", dijo, en alusión "al mercado, los lobbys de profesores, los alumnos...". "Y cuando digo rector me refiero a rector y junta de gobierno. Se trata de propiciar el crecimiento de la institución frente a la corporación de profesores. Esto es la autonomía", añadió.

En opinión de Bricall, la ampliación de la autonomía universitaria y el ejercicio de este aumento de las facultades internas ha ido acompañado por la exigencia de hacer frente a la competencia de otras instituciones. "Pero la competencia refuerza el centrifuguismo de la universidad, donde departamentos y grupos de investigación rivalizan interna y externamente". La endogamia, explica, "puede ser la incapacidad del profesorado para no entender lo que sucede fuera de la institución".

Según Bricall, "no hay que quedar mediatizados por la vida intrauniversitaria", por lo que conviene introducir en los órganos de poder "elementos externos, sea por su capacidad de entender los retos de la sociedad, sea porque tienen influencia dentro de la universidad a través de sus relaciones con ella".