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Pujol espera una macroencuesta para fijar la fecha de las elecciones

Jordi Pujol está pendiente del resultado de una macroencuesta que recibirá a mediados de diciembre para decidir definitivamente si adelanta las elecciones autonómicas al próximo mes de marzo, como es su intención, o si agota la legislatura y convoca los comicios para noviembre. Entretanto, el presidente de la Generalitat y de Convergència Democràtica (CDC) acusó recibo ayer del rechazo mayoritario de su propio partido a su propósito de anticipar la cita con las urnas. Por primera vez en su vida, Pujol pidió ayer a los miembros del consejo nacional convergente que expresasen sus opiniones sobre el calendario electoral.

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La mayoría de los que tomaron la palabra ayer en el consejo nacional convergente pidieron a Jordi Pujol que agote la legislatura catalana y convoque elecciones en noviembre de 1999. El aparato de CDC -con el secretario general y el de organización, Pere Esteve y Felip Puig, a la cabeza- es de esa misma opinión. (Véase EL PAÍS del pasado 28 de noviembre). El presidente catalán tomó nota de esas opiniones -y también de algunas minoritarias que apostaron por el adelanto electoral a marzo-, pero no despejó la incógnita. Se limitó a reiterar que él sigue pensando en marzo como la fecha más conveniente para sus intereses electorales, aunque constató explícitamente el rechazo de la mayoría de su partido. Pujol tomará una decisión definitiva en la segunda quincena de diciembre, después de conocer los resultados de un macrosondeo encargado a tal efecto, según indicaron fuentes de la dirección nacionalista. La práctica totalidad de los consejeros nacionales convergentes que se pronunciaron contra el adelanto electoral pertenecía al sector municipalista del partido. Igual que la cúpula orgánica de CDC, los alcaldes, concejales y dirigentes territoriales convergentes prefieren que las autonómicas sean en noviembre porque si se anticipan a marzo restarán recursos y energías a sus respectivas campañas para las elecciones municipales de junio de 1999. Desgastar a Maragall También argumentaron los partidarios de agotar la legislatura que así el Gobierno catalán tendrá más tiempo para exhibir ante el electorado los frutos de su gestión durante la actual legislatura, y que el rival socialista de Pujol, Pasqual Maragall, se expondrá a un mayor desgaste cuanto más larga sea la precampaña autonómica. Otra razón esgrimida por este sector es que ya no hay motivo para temer que una excesiva proximidad temporal entre las elecciones legislativas y las autonómicas acaben convirtiendo estas últimas en una suerte de primarias de las primeras. No hay motivo, insistieron los partidarios de noviembre, porque tras la Declaración de Barcelona, suscrita por los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, y la tregua de ETA, la escena política catalana ha quedado centrada indefectiblemente en el debate sobre la reivindicación de mayor soberanía política y económica para el Gobierno nacionalista catalán y la construcción de un Estado plurinacional. Así las cosas, en opinión de este sector, la campaña catalana tendrá obligadas referencias a la política española, con independencia de que las elecciones legislativas queden más o menos cerca en el tiempo. Los pocos consejeros que se manifestaron ayer a favor de la opción de marzo eran fundamentalmente diputados autonómicos. Éstos aseguraron que la legislatura ya ha dado de sí todo lo que podía, pero sobre todo argumentaron que si las elecciones son en noviembre, CiU quedará atrapada por la negociación de los Presupuestos del Estado para el año 2000. PASA A LA PÁGINA 3

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