Asturias

Cada ocasión en que regreso a Asturias experimento sensaciones agridulces. A mi juicio, es la única región de España que mejora mediambientalmente hablando, lo cual no es difícil teniendo en cuenta la situación de degradación de la que se partía. Esta es la cara agradable de la moneda; vayamos ahora a la cruz. La cruz es el desmantelamiento de empresas que durante más de un siglo fueron la columna productiva de nuestra economía, con el consiguiente cierre de las industrias Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior directa o colateralmente de ellas dependientes, con el resultado final de miles de puestos de trabajo perdidos para siempre.¿Qué panorama se augura, qué futuro podremos construir? Los fondos-maná destinados a paliar la crisis se acabarán algún día sin poder cumplir completamente su función; tampoco parece que se haya podido incentivar adecuadamente la implantación de nuevos centros productivos. El mayor perjuicio de esta "desertización industrial" será para las generaciones jóvenes, en primer lugar las actuales. Pese a vivir los tiempos de "la globalización", la emigración no podrá ser la válvula de escape, como lo fue en el pasado, y en este sentido hay que considerar la trascendencia de la transformación sociocultural de la población asturiana: ya no somos "aldeanos" condenados a buscar nuevos horizontes lejos de casa para ser un pueblo formado y apto para el trabajo, un "capital humano" preparado para abandonar los relictos de la primera revolución industrial y subir en marcha al tren de alta velocidad de la tercera y siguientes revoluciones técnicas.

Yo vivo ahora a 900 kilómetros de Asturias, y hasta aquí no llega más que el eco de noticias descorazonadoras: desintegración por putrefacción de una derecha enzarzada en esperpénticas disputas, inmovilismo de la FSA y del SOMA-UGT, accidentes mineros y de carretera, etcétera. ¿Dónde está el necesario "debate constructivo", el diseño de políticas públicas de largo alcance? Desearía plantear al conjunto de nuestra sociedad, a la clase política, a la sociedad civil, con un llamamiento especial a la Universidad y a la "diáspora", la necesidad de un replanteamiento total, integral, de nuestro presente. -