Schröder ofrece una solución de compromiso en la batalla por el Fondo de Cohesión
El canciller alemán, Gerhard Schröder, subrayó ayer la necesidad de una solución de compromiso entre España y Alemania que resuelva la actual batalla financiera de la Unión Europea (UE). Ésta tiene en Bonn y Madrid los abanderados de las posiciones enfrentadas de los países ricos y los menos prósperos. El canciller se mostró muy dialogante, asegurando que comprendía bien las necesidades de los españoles; pero advirtió en tono muy firme que su deber es defender los intereses alemanes, calificando de injusta, por excesiva, la aportación presupuestaria de su país.
En su primera visita a Bruselas, el canciller alemán condicionó la ampliación de la Europa de los Quince hacia el Este a la solución de los problemas financieros e institucionales de la UE. "Comprendo bien los intereses de los españoles, pero tengo que defender los intereses alemanes", sintetizó el canciller ante los periodistas, tras su primera visita a la sede de la Comisión Europea en Bruselas, donde se entrevistó con el presidente, Jacques Santer. Se refería al Fondo de Cohesión.La Comisión propuso en su Agenda 2000 que España reciba del mismo un cuarto de billón de pesetas anualmente en el primer septenio del siglo próximo, hasta el 2006: sólo una parte del billón anual que España recibe de Bruselas.
Schröder enfatizó que el Fondo de Cohesión "afecta a intereses esenciales españoles, soy consciente de este punto y lo he hablado con los colegas españoles", precisó. "Pero también hay que tener en cuenta el desequilibrio" entre la aportación de Alemania y las transferencias que recibe, contrapesó: "No podemos mantenerlo eternamente".
Esfuerzo excesivo
En una contestación sobre este asunto, que fue casi un discurso completo, Schröder indicó que "algunos Estados se están beneficiando" del excesivo esfuerzo alemán. "Y no quieren ceder", lamentó, en referencia a España. Para salir del atolladero está claro para el canciller que "habrá que buscar una solución entre ambas posturas". ¿Cuál? "No puedo perfilar el contenido del acuerdo, lo mataría", lo importante es que en esta polémica "nadie se acantone".El nuevo mandatario alemán recordó que ése no es el único punto de polémica. Ésta se extiende a los otros fondos estructurales (social, regional, la parte del león de la política de solidaridad interna) y a la fijación de un techo máximo de ingresos (Bonn defiende congelar el tope en el 1,27% del Producto Interior Bruto (PIB comunitario).
De su enfoque se desprendía una conclusión: Bonn cedería en su oposición a que España y los otros países de la cohesión ingresados en el euro (Portugal e Irlanda) sigan recibiendo el Fondo de Cohesión, consciente de que ése es un logro de Felipe González cuya pérdida arruinaría a José María Aznar. Pero a cambio de esa concesión esperaría contrapartidas de España, más sustanciosas en dinero contante y sonante.
La importancia que otorga el nuevo canciller a la batalla financiera es clave. Hasta el punto de que sólo se refirió a ella al ser preguntado por las diferencias entre su visión de Europa y la de su antecesor, Helmut Kohl. "Es ligeramente distinta, ahora no puede decirse que los alemanes vayan a pagarlo todo, no es justo, se tienen que repartir cargas y beneficios", lema que "apoyamos sin reservas", alertó el canciller alemán.
Fuentes diplomáticas equidistantes recordaron al respecto la durísima actitud reciente de Schröder respecto a un asunto muy distinto, pero también de bolsillo: las peticiones de ayuda financiera de Rusia. Tanto es así que ése será, reiteró Schröder por activa y pasiva, el asunto central de la presidencia alemana de la Unión Europea, durante el primer semestre del año próximo.
Distante y frío
Se declaró consciente de que será difícil lograr acuerdos, porque la decisión requiere la unanimidad, "pero no dejaremos que eso nos amilane". Y condicionó la ampliación de la Unión Europea al Este a una buena solución a este problema. "Hasta que se resuelva la Agenda 2000 [el plan presupuestario y programático para el primer septenio] es imposible abrir el proceso de adhesión" de nuevos miembros.También lo condicionó a que se resuelva la reforma institucional bloqueada en Amsterdam. Distante y frío para sus vecinos orientales, el canciller alemán se negó a ofrecerles una fecha siquiera orientativa para entrar en el club. "No puede fijarse, es un proceso", subrayó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Subvenciones
- Declaraciones prensa
- Fondos cohesión
- RFA
- Gerhard Schröder
- Conflictos diplomáticos
- Viajes
- Política exterior
- Alemania
- Fondos estructurales
- Unión Europea
- Planes desarrollo
- Relaciones internacionales
- Gente
- Organizaciones internacionales
- Ofertas turísticas
- Relaciones exteriores
- Economía europea
- España
- Turismo
- Sociedad
- Ayudas públicas
- Política económica
- Economía