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En sus propias carnes

Unos 100 vecinos de la calle Pablo Rada, una vía moderna, llena de bares, del centro de Huelva, realizaron la noche del jueves un botellón de protesta ante las puertas de la casa del alcalde, Pedro Rodríguez, del Partido Popular, al que acusan de ser incapaz de atajar el problema de la movida. Los vecinos, en una noche húmeda y fría, vaciaron botellas, tiraron al suelo bolsas de plástico y rompieron vidrios, hasta que la zona adquirió un aspecto desolador, como el que ellos dicen encontrar en su calle cada mañana de sábado y domingo, después de que los jóvenes la tomen durante toda la noche. Los ciudadanos recorrieron previamente varias zonas de la capital en una improvisada manifestación, precedida por una pancarta en la que se leía: "Pablo Rada, calle sin ley. Alcalde, culpable". Los vecinos, después de varios años de negociaciones infructuosas, han emprendido el camino de la reivindicación callejera. Hace dos semanas organizaron su peculiar botellón ante las puertas del Ayuntamiento, y el jueves, los organizadores repartieron papeletas en las que convocar a todos a otra movilización que se desarrollará durante el pleno municipal del día 26, en el Ayuntamiento. La paciencia se ha agotado. Los vecinos se citaron ante las puertas de un hotel de Pablo Rada. Allí llegaron poco a poco, con sus abrigos, con las manos llenas de bolsas con botellas. José Luis Aquino, presidente de la Asociación de Comunidades de Propietarios de Pablo Rada y adyacentes, era el más hablador, uno de los más indignados: "El alcalde es el único culpable de nuestra situación, porque nos ha prometido reiteradamente terminar con los botellones y no ha sido capaz de hacerlo, estamos cansados". Aquino considera que es necesario trasladar la movida a otras zonas de la ciudad, donde no cause molestias a nadie, como el puerto o Pescaderías, un céntrico lugar que actualmente se utiliza para aparcamiento. "Pero así no podemos seguir. El botellón es la lacra de la sociedad donde se disloca todo", decía. Además, Aquino se quejó de la pasividad de la Policía Local, en las noches de botellón. "Los jóvenes rompen señales de tráfico, se sientan sobre los coches y orinan en la calle. Además, no nos dejan acceder a los portales ni a los garajes. Yo he necesitado un cuarto de hora para entrar a mi aparcamiento. Ante la puerta de la casa del alcalde gritaron al unísono "Fuera, fuera, fuera". Y enarbolaron una pancarta con el lema de "Botellón-solución. Votaremos abstención". Una mujer, después de estrellar una litrona de cerveza en el suelo, decía: "No hay quien duerma cuando los chavales hacen el botellón. Esto es demasiado, no hay derecho. Sólo lo sabe quien lo vive, quien lo sufre. Haber si hacen algo. Que la juventud tenga donde distraerse y no vengan a molestar a la gente". Todos reivindican que se proporcionen a los jóvenes actividades lúdicas para que se diviertan y empleen dignamente el ocio, como teatro y conciertos musicales, que los aleje del alcohol. Lo que más molesta a alguno es que no les dejan dormir. Por eso han colgado de sus balcones pancartas que dicen: "Tenemos derecho al descanso". Paco Rite repetía: "Lo importante es concienciar a Huelva de las tremendas molestias que nos causa el botellón. Nos impiden dormir. rompen cristales. Es imposible vivir así. Estamos decididos a seguir movilizándonos". El balcón de la casa del alcalde permaneció vacío. Las ventanas cerradas, sin luz. Pedro Rodríguez asistía a esa hora a un acto social en un restaurante. Desde allí envió un mensaje de serenidad a los vecinos: "Yo no soy el culpable de la movida, es algo que actualmente ocurre en todas las ciudades de España. El Ayuntamiento ha emprendido varias acciones para acabar con este problema. Entre otras: vamos a llevar vídeos a los colegios para que los chavales vean el lamentable estado en el que queda la ciudad después de las noches de botellón". Pedro Rodríguez anunció también la puesta en marcha de un plan de choque de limpieza de la zona tras los botellones, como el que se hace en feria o Semana Santa.

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