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Rescatar la memoria de una guerra

Son cuatro mujeres a las que el sufrimiento de la Guerra Civil española les presentó sin previo aviso la madurez. Cuatro memorias que han compartido un mismo dolor y una misma lucha y que, casi 60 años después, han decidido convertirse en embajadoras del recuerdo de otros miles de exiliados, niños de la guerra y brigadistas internacionales. Su objetivo: recuperar los documentos, la historia oral y escrita de aquellos que sufrieron no sólo la derrota de una guerra, sino también la pérdida de sus libertades. "Estas personas han venido a España para recuperar la memoria histórica de la guerra y el exilio", explica Dolores Cabra, "antes de que todas las que puedan contarnos sus experiencias y darnos sus documentos desaparezcan". Dolores Cabra fue la coordinadora del homenaje que en 1996 se les dio a los brigadistas internacionales en España y hoy dirige la secretaría de la Asociación para la creación del Archivo de la Guerra Civil y el Exilio (AGE). A pesar de ser la más joven de todas, tuvo que sufrir el exilio "interno" de su padre. "Ahora estamos vivos y queremos que exista un Archivo en cada Comunidad Autónoma para que los investigadores y las próximas generaciones puedan consultar también los documentos del bando perdedor", afirma. Un proyecto que ya ha sido respaldado en Valencia por las instituciones políticas y los movimientos sociales, y que ha seguido su andadura por Cataluña -de donde se despidió hace dos días-, País Vasco, Andalucía, Extremadura, Madrid y Castilla La Mancha. "Nuestra misión es desplegarnos", decía con contundencia Adelina Kondratieva, a quien todavía le queda coraje para luchar por la conservación de la memoria histórica, a pesar de sus 78 años y después de haber visto cómo persiguieron a su padre durante toda su vida. Adelina nació en Buenos Aires y tuvo que trasladarse con su familia a Rusia, donde a la edad de 17 años marchó con su hermana a la Guerra Civil española, en apoyo a las brigadas republicanas. Su labor era la de intérprete del Estado Mayor del Aire, donde llegó a tener el grado de teniente de la Dirección Republicana española. "Fueron unos años muy duros como para olvidarlos y borrar todos los documentos que desvelen por qué se produjo esta guerra", afirma Adelina. Carmen Parga, su compañera de ideas y de viaje, que la escucha con atención y asiente a todo con la cabeza, añade: "Recogemos verdaderos tesoros de estos abuelos del exilio; y cuanto más se recoja, más detalles tendremos para entender qué ocurrió". A Carmen, una gallega de nacimiento que dentro de dos meses cumplirá 85 años, le preocupa que la guerra de España, que "sigue siendo de actualidad en todo el mundo", no tenga en este país un archivo donde se incluya también el punto de vista republicano. "En una biblioteca de Washington", cuenta, "hay cuatro veces más libros sobre nuestra guerra que sobre la Segunda Guerra Mundial". Y grita: "Ayúdennos a entender por qué una guerrita de tres años, que para nosotros fue enorme, ha marcado un hito en la historia". Un trabajo ambicioso "Queremos que cada comunidad tenga un archivo especializado en los hechos de la guerra que más la caracterizaron", explica Dolores Cabra. Y es que lo tienen todo pensado. Salamanca sería el lugar donde se encontraría el Archivo General, aparte del ya existente. En Valencia, el archivo se denominaría Última capital de la República; en Andalucía, Centro documental sobre el exilio andaluz; Madrid conservaría los documentos claves de La defensa de Madrid; y Cataluña se centraría en la Caída de Cataluña. Toda una labor respaldada por exiliados de 13 países distintos, que han dedicado parte de su vida a recopilar información sobre el bando republicano en la Guerra Civil española y a grabar en más de 25.000 cintas la historia de vida de miles de exiliados y niños de la guerra. Un esfuerzo que quieren ver recompensado cuando, a finales de este año, el Congreso apruebe por decreto ley la creación del archivo, aunque con la ilusión de que se haga realidad mediante una decisión unánime de las fuerzas políticas y sociales. Y es por eso por lo que no les importa volver a viajar, a distanciarse de la que ahora es su tierra, para seguir luchando por su libertades, gritando un "volveremos".

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