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Schröder advierte en Moscú de que Alemania cesará la ayuda financiera unilateral a Rusia

El canciller federal alemán, Gerhard Schröder, dejó ayer muy claro en Moscú que el potencial financiero alemán ha sido sangrado ya demasiado, pero añadió que su país está dispuesto a ayudar a la estabilización de Rusia mediante la cooperación a través del Grupo de los Ocho (los siete países más industrializados además de Rusia) y la Unión Europea. De hecho, el flamante jefe del Gobierno de Bonn, que presidirá a partir de enero la UE, intenta con esta visita poner el primer eslabón práctico para desarrollar una política conjunta de los Quince hacia Rusia.

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Según fuentes germanas, se pondrá el énfasis en el apoyo técnico más que en el financiero, y éste último sólo podrá llegar muy medido y una vez que el Gobierno ruso presente una política económica creíble y ortodoxa. Plan que dependería en todo caso del nuevo Gobierno ruso presidido por Yevgueni Primakov.Schröder prometió ayer que ayudará a Rusia a vender en Occidente el plan económico anticrisis, al que consideró "un buen comienzo", aunque aún no ha terminado de definirse, pero explicó que Alemania no está dispuesta a seguir tirando de la chequera. A partir de ahora, precisó, no habrá ayuda general, sino sólo para proyectos concretos. Tampoco dio la impresión, sin embargo, de que exigiese el pago inmediato de las facturas pendientes. Alemania es el principal socio comercial de Rusia y su principal acreedor: más de seis billones de pesetas de deuda, el 40% de la cual corresponde a bancos comerciales.

Nada más aterrizar su avión en Moscú, Schröder se dirigió a la Casa Blanca (así es denominada popularmente la sede del Ejecutivo) para entrevistarse con el primer ministro, Yevgueni Primakov, que encabeza un Gobierno en el que coexisten estatalistas y reformistas y que ha conseguido el milagro de que haya estabilidad política (al menos aparente) pese a que no se recaudan impuestos ni se pagan salarios, la mitad de los bancos están en peligro de quiebra y se recurre a la ayuda humanitaria internacional para conjurar el peligro de hambre.

Alemania es tan importante para Rusia como Estados Unidos. El dinero germano ha financiado como ningún otro las reformas económicas radicales que entraron en crisis el 17 de agosto, cuando la suspensión del pago de la deuda y la devaluación del rublo abrieron un abismo en el que aún sigue sumido este país que abarca dos continentes.

Pero Bonn se ha cansado de tirar el dinero al vacío, y teme que el Gobierno teóricamente más izquierdista que ha tenido Rusia en los últimos siete años acentúe el control del Estado sobre la economía en una vuelta atrás a lo peor del sistema soviético.

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Viaje de Primakov

Primakov partió poco después de la entrevista hacia Kuala Lumpur (la capital de Malaisia) para participar en la cumbre de la APEC (Asociación Económica de los países de la cuenca Asia-Pacífico), la enésima cita en la que tiene que sustituir a Yeltsin, a quien sus médicos le han prohibido viajar y que, hace tan sólo cinco días, faltó a una cena oficial con el jefe del Gobierno nipón, Keizo Obuchi.Antes de emprender viaje, Primakov asumió en buena medida la nueva doctrina del canciller alemán al asegurar que ambos habían formulado principios para desarrollar las relaciones bilaterales "con independencia de qué Gobiernos estén en el poder". La relación debe ser entre Alemania y Rusia.

Schröder tiene esta mañana una cita en Moscú con Borís Yeltsin. Hace unos meses, esa reunión habría marcado el punto culminante de la visita de Estado. Ahora, sin embargo, con el poder efectivo desplazado desde el Kremlin a la Casa Blanca (la sede del Gobierno), el flamante canciller germano puede permitirse el lujo de dar a entender que no pasará nada si los achaques de salud del presidente ruso obligan a éste a suspender la entrevista. También será otra oportunidad para conocer el aspecto físico del presidente ruso y si su actual periodo de descanso ha surtido ya algún efecto.

Schröder no quiere depender tanto de la figura o de la salud de una persona, desea ir más allá. Ayer lo dejó muy claro: "Queremos que las relaciones bilaterales se desarrollen independientemente de figuras políticas concretas".

Schröder considera que es imprescindible forjar relaciones con Rusia sin apostar casi en exclusiva por un Yeltsin políticamente acosado y que ni siquiera es seguro que llegue vivo al fin de su mandato.

Diferencias con Kohl

Con Helmut Kohl en el poder en Bonn, Alemania desarrolló con Rusia una estrecha relación cimentada en la amistad con Yeltsin. Esa diplomacia de la sauna (por una famosa cita entre vapores) era especialmente grata al líder del Kremlin, que incluso trató de crear, junto al presidente francés, Jacques Chirac, la ilusión de una troika capaz de hacer frente a la hegemonía norteamericana, que completaban los estrechos lazos con el presidente chino, Jiang Zemin, y el entonces primer ministro japonés, Riutaro Hashimoto.Schröder no quiere pasar por ese aro. Apenas elegido canciller, el pasado 27 de septiembre, repitió lo que ya había dicho durante la campaña: que las relaciones entre el país más rico de Europa y la segunda superpotencia nuclear del planeta habían sufrido por "basarse demasiado estrechamente en la amistad" entre sus dos líderes.

En su opinión, concluyó, "necesitan una base más amplia". Ayer lo repitió, aunque, cortesía de Estado obliga, dijo que su entrevista más importante será la de hoy con Yeltsin, que hasta última hora de ayer seguía en la agenda oficial.

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