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Hallado en África un dinosaurio devorador de pescado y con cabeza de cocodrilo

"Suchomimus", de 11 metros de largo, vivió hace 100 millones de años en el actual Níger

Javier Sampedro

Su aspecto no era particularmente tranquilizador -once metros de largo, cabeza muy parecida a la de un cocodrilo, garras gigantes curvadas como ganchos de carnicería-, pero Suchomimus tenerensis, una especie hasta ahora desconocida de dinosaurio que vivió en África hace 100 millones de años, prefería el pescado a la carne, para alivio de los incipientes mamíferos de la época. Pese a ello, Suchomimus (de souchos, cocodrilo en griego), pertenece al grupo de los espinosaurios, primos cercanos de dos populares actores de cine: el velocirraptor y el Tiranosaurus rex.

La excavación, situada en el desierto nigeriano de Ténéré (de ahí el nombre de la especie), ha sido dirigida por Paul Sereno, un investigador de la Universidad de Chicago que está elaborando el primer mapa de los dinosaurios africanos gracias a la financiación de varios organismos estadounidenses. Al hallazgo, que se publica hoy en Science, han contribuido otros científicos norteamericanos y franceses.Según Thomas Holtz, un especialista en dinosaurios de la Universidad de Maryland (EE UU), la cabeza de Suchomimus refleja una espectacular adaptación a una dieta basada en el pescado. El hocico estrecho y alargado, como el de un cocodrilo, permitía al reptil meter la cabeza en el agua con gracia aerodinámica.

Mientras que los saurios carnívoros como el Tiranosaurus rex, brillantes protagonistas del Parque Jurásico de Steven Spielberg, se complacían en mostrar una perturbadora dentadura serrada y afilada como una exposición de cuchillos de cocina, el comparativamente amable Suchomimus se conformaba con unos modestos dientes cónicos, mejor adaptados para agarrar a los peces a bocados y perforarlos ligeramente antes del almuerzo.

Error de película

El Parque Jurásico, por cierto, sería un parque, pero no era jurásico. El tiranosaurio y el velocirraptor que acaparan la película, y también la novela de Michael Crichton que le dio su argumento y su portada, pertenecen al periodo cretácico, millones de años posterior al jurásico. El nuevo dinosaurio pescador también vivió en esa era.El descubrimiento de Suchomimus supone también una pequeña revolución de las teorías sobre la evolución de los grandes reptiles. Se creía hasta ahora que el grupo de especies al que pertenece Suchomimus -los espinosaurios- se habían extendido inicialmente por todo el planeta cuando los continentes formaban una sola y enorme masa de tierra firme conocida como Pangea.

Luego, cuando Pangea empezó a dividirse en una mitad norte (precursora de las actuales Europa, Asia y Norteamérica) y otra sur (de donde acabarían surgiendo África, Australia y Suramérica), separadas por el mar de Tetis, se pensaba que los saurios del norte habían evolucionado en completo aislamiento de sus primos sureños.

Sin embargo, resulta ahora evidente que el mar de Tetis no debía ser una barrera por completo infranqueable. El nigeriano Suchomimus se parece mucho más a los espinosaurios de la mitad norte que a los otros representantes sureños de esa familia, algunos de cuyos restos se habían encontrado ya en Egipto y Brasil. La implicación es que los ancestros de Suchomimus surgieron en realidad en la mitad norte de la Pangea fragmentada, y por lo tanto debieron cruzar hasta el sur por algún puente de tierra que debía atravesar el mar de Tetis hace unos 120 millones de años. La hipótesis puede parecer un poco rebuscada, pero cualquier alternativa sería aún mucho peor.

Puede parecer curioso que los conceptos geológicos o geográficos deban revisarse como consecuencia del trabajo de los paleontólogos, dedicados a desenterrar huesos. Pero no lo es. En realidad, las sorprendentes coincidencias entre los fósiles hallados durante décadas en África y Suramérica se contaron entre los primeros avales de la teoría de Pangea, una idea herética que, mediado este siglo, acabó revolucionando los fundamentos de la geología. La teoría, sin embargo, no fue sólida hasta que los propios geólogos formularon la tectónica de placas que hoy se estudia en los libros de texto.

Los espinosaurios se conocen desde 1912, cuando se desenterraron restos de un reptil de morro largo y dientes cónicos en el oasis de Bahariya, en Egipto.

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