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El timo

A. R. ALMODÓVAR Conforme pasan los días se ve con más claridad cómo va a ser el timo del siglo: el de los Presupuestos Generales del Estado, 1999, con relación a Andalucía. Se creían los artistas que la creatividad era un patrimonio suyo, una exclusiva de la imaginación y, como tal, una reserva de Mayo del 68 para siempre que hiciera falta conquistar el poder. Ilusos. Han llegado los contables de este Gobierno y en un abrir y cerrar de ojos le han dado la vuelta al famoso eslogan. Ahora se dice "el poder a la imaginación". Qué alarde de fantasía numérica, qué maquillajes, disfraces y dobletes, escamoteo y grandes fanfarrias, platillazos de circo y pañuelitos de seda, monos amaestrados y azafatas radiantes, nada por aquí, nada por allá. Eso. Pero sucede que, todavía, no pasan de ser meros aprendices. Creen que cualquiera se puede subir a un escenario, hacer juegos malabares, interpretar aunque sea el don Juan Tenorio y seducir a la pobre Andalucía del alma mía. Están en un error. Los conejitos blancos se les han escapado y los ripios es que no se los saben. En cuanto a picaresca, que vayan leyendo Memorias de Cortadillo, la última novela de Julio M. de la Rosa, para que vean cuán fácilmente hemos calado siempre por aquí a toda clase de rufos, cucos y embaucadores. Tampoco hay que asustarse con la catarata de cifras. A lo que importa, son como 120.000 millones de pesetas los que nos quieren birlar. Y ello en virtud de unas curiosas artimañas y reojos con que el señor Aznar nos mide y nos mira. De momento le sobran 400.000 ciudadanos andaluces, que es que a él no le cuadran de ninguna manera. (A lo mejor los quiere mandar al País Vasco, o a Cataluña, para contrapesar lo del nacionalismo y la autodeterminación ésa. Hombre, haberlo dicho....). Coñas aparte, vean aquí el primer conejito que se les ha escapado y que no tienen manera de atrapar. Otro, la financiación especial y nocturna con que han pagado la autovía transversal del señor Pujol. 42.995 millones de bonas pesetas, señor President, por los servicios prestados, gracias, no hay de qué. Y así, inversiones duplicadas, o iniciadas hace veinte años, otras para una provincia que resulta que son para cuatro, algunas que nadie les ha pedido, como las de Defensa en Cádiz, etcétera. No saben estos trujimanes que podrán engañar a alguna gente, pero será por poco tiempo. Porque la autovía Córdoba-Antequera no arranca, la de Adra-Motril tampoco, la de Mérida si te vi no me acuerdo, el AVE a Málaga valiente tontería, etcétera. Y claro, al final, lo que no entra por los ojos, no entra por las urnas. Lo malo es que con tanto artificio y fuegos fatuos hasta pueden conseguir que nos distraigamos de cosas todavía más serias, como es la pérdida definitiva, y sigilosa, del control andaluz sobre la mayor y más estratégica de nuestras empresas, Sevillana de Electricidad, que ahora queda en manos de un íntimo del señor Aznar: el señor Martín Villa, aquel gobernador civil de Barcelona que elevaba sus preces al Altísimo por la salud de Franco moribundo. Si es que no cuidan ni los detalles, estos cómicos de pacotilla.

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