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La Biblioteca Real de Turín inaugura una exposición de Leonardo da Vinci

El más conocido de los autorretratos del artista renancentista, pieza clave de la muestra

La Biblioteca Real de Turín inaugura el próximo día 20 de noviembre una exposición del artista renacentista Leonardo da Vinci en una nueva sala climatizada. Más de una docena de diseños gráficos del artista y de algunos de sus alumnos podrán verse hasta el 31 de enero próximo en 19 vitrinas de cristal y madera. La sala, concebida como "una cueva de las maravillas", ha sido remodelada a prueba de ladrones y de estragos atmosféricos. El coste de adaptación de la sala, que tendrá como pieza clave de la muestra un autorretrato de Leonardo, ha sido de 100 millones.

El más conocido de los autorretratos de Leonardo da Vinci, y el único sobre cuya autoría no existen dudas, realizado en 1512, será la pieza clave de la exposición que sobre el artista renacentista italiano inaugurará el 20 de noviembre la Biblioteca Real de Turín. Junto a esta obra única, realizada con lápiz rojo, la capital piamontesa mostrará, en una moderna sala climatizada, una docena más de grabados de Leonardo, entre ellos el famosísimo Código del vuelo de los pájaros y El ángel de la Virgen de las rocas, que forman parte de un patrimonio gráfico de más de 2.000 diseños comprados por el rey Carlos Alberto de Saboya a un famoso coleccionista en 1840. Se trata de un legado compuesto por obras de autores famosos del Renacimiento hasta el Barroco, de Miguel Ángel a Rafael, pasando por Poussin y Rembrandt que Turín ha mostrado pocas veces debido a la falta de un lugar adecuado para exhibirlas.

Cuadro archifamoso

El nombre de Leonardo da Vinci suena con fuerza este otoño en Italia. Por un lado, su archifamoso cuadro Dama con armiño, traído de un museo polaco, hace una gira por varias ciudades italianas. Por otro, la nueva iniciativa de Turín, que volverá a mostrar, ocho años después de la última exhibición, el rostro severo de ese Leonardo casi anciano.La última vez que la capital piamontesa -antigua capital de la monarquía de los Saboya- expuso el Autorretrato de Leonardo fue en 1990, pero el conjunto de los dibujos que conserva la ciudad del artista renacentista y de sus discípulos no ha salido a la luz desde 1975, fecha de la última muestra organizada en el Palacio Real, no muy lejos de la iglesia donde la pasada primavera se celebró la muestra de la Sindone o Sábana Santa, también custodiada en esta ciudad. El Autorretrato de Leonardo, fechado en 1512, cuando el artista tenía en torno a los 60 años, muestra a un hombre maduro, de aspecto majestuoso, quizás algo alejado de la verdadera imagen del artista. Esto ha llevado a los historiadores del arte a preguntarse el por qué de esta modificación en unos trazos perfectamente reconocibles, por otra parte, como los del autor de la célebre Gioconda.

Pero todas las preguntas sobre el gran creador renacentista han encontrado una respuesta basada en la lógica más humildemente humana. Su imagen, su característica nariz aguileña, la frente surcada de arrugas, la boca con el labio inferior abultado, el mentón prominente, no ofrecen dudas sobre la identidad del rostro representado. Pero Leonardo, a la postre, fiel a una servidumbre absolutamente humana, se vale del dibujo para embellecer y estilizar sus rasgos, consciente de que el paso inexorable del tiempo deteriorará más ese rostro de hombre al borde de la vejez. El artista resulta, no obstante, completamente reconocible al cotejar este Autorretrato con otros perfiles que existen de él.

La novedad de la muestra, que estará abierta hasta el 31 de enero próximo, reside, sobre todo, en la nueva sala, especialmente preparada con la aportación de las más modernas técnicas, para alojar bien visibles y a prueba de ladrones y estragos atmosféricos los diseños gráficos del artista y de algunos de sus alumnos.

Se trata de una sala semisubterránea de 80 metros cuadrados concebida como una "cueva de las maravillas", a la que se accederá a través de tres tramos de escaleras de mármol. Un espacio, con suelo de parqué negro y techo de bóveda, aparecerá en penumbra, y en ella podrán contemplarse las obras de Leonardo y sus discípulos, cuidadosamente colocadas en las 19 vitrinas de cristal y madera de nogal construidas para la ocasión. La iluminación interna, de fibra óptica, permitirá disfrutar de una visión perfecta de los trazos y formas. Los diseñadores han tenido en cuenta, también las cuestiones de seguridad tras el robo sufrido la pasada primavera por la Galería Nacional de Arte Moderno, en Roma.

El coste de adaptación de la sala ha sido de unos cien millones de pesetas, que han corrido a cargo de una asociación de mecenas -29 empresas entre las más importantes de Italia, no hay que olvidar que Turín es la ciudad de la Fiat- que vela por el patrimonio artístico de la rica ciudad del norte italiano. El Estado y el Gobierno regional han contribuido con más de 200 millones de pesetas a la restauración general de la Bibloteca, un edificio que data de mediados del siglo pasado y adolecía de graves deficiencias de diseño y de conservación.

Contemplar el bello autorretrato de Leonardo, que representa a un majestuoso anciano con expresión ligeramente amarga, estará limitado a los que hagan la oportuna reserva para evitar aglomeraciones de público. El arte, como la Sindone, exige recogimiento y fervor.

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