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El PSC celebra las primarias municipales casi sin contendientes

Sólo en ocho ciudades se han enfrentado dos aspirantes

Enric Company

La revolución interna iniciada entre los socialistas con las elecciones primarias que auparon a José Borrell como candidato a la presidencia del Gobierno ha continuado este fin de semana en Cataluña. Ha habido primarias para designar a los candidatos a la alcaldía en 30 localidades catalanas, entre las que se cuentan Barcelona y Lleida. Pero, visto lo que le sucedió a Joaquín Almunia, el aparato se las ha ingeniado para que los riesgos fueran mínimos. En una de estas ciudades, Igualada, había dos aspirantes. Pero en las otras había sólo uno.

Para poner en marcha el sistema de elecciones primarias, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) lo ha ensayado en los últimos meses en 11 localidades, algunas tan importantes como Badalona (211.000 habitantes) que fue la primera, o Girona (71.000 habitantes) y Tarragona (112.000). En 7 de ellas había dos aspirantes, como en una de las que realizaron la experiencia este fin de semana.Entre el viernes y el sábado se votó en 30 localidades, de tanto peso en algunos casos como L"Hospitalet de Llobregat (255.000 habitantes) y Sabadell (185.000 habitantes), por ejemplo. Una quincena de organizaciones locales han pospuesto la celebración de estas primarias para el mes de marzo, con el objetivo de enlazar el esfuerzo organizativo que exigen con la campaña electoral propiamente dicha. Casi todas estas organizaciones están en ciudades donde hay alcalde socialista que aspira a la reelección.

Con estas elecciones primarias el aparato del partido ha puesto en manos de los afiliados y de los simpatizantes censados una potestad que hasta ahora estaba sólo en sus manos: la de designar a los candidatos a alcalde. La dirección del PSC estima que este es un proceso irreversible, que además de democratizar su funcionamiento interno ha de facilitar en gran manera la apertura de la organización a los ciudadanos.

Estas buenas intenciones se han visto compensadas por una afluencia de simpatizantes que en la mayoría de los casos ha superado a la cifra de afiliados en cada organización local. Pero han ido acompañadas de una vigilante prudencia. El caso de Barcelona lo ha mostrado. La dirección local consideró que era un riesgo innecesario someter al actual alcalde, Joan Clos, al desgaste que iba a producirle la confrontación pública con el aspirante que anunció su pretensión de disputarle la candidatura, Raimon Martínez Fraile. El miedo procedía de que Convergència i Unió (CiU) lleva ya mucho tiempo impulsando la candidatura de Joaquim Molins. Los responsables barceloneses del PSC expusieron sus "reflexiones" a Martínez Fraile y este decidió.

O sea que ha habido primarias municipales, pero dentro de un orden. Ha sido una fiesta de participación, pero no de competición.

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