Una facultad con historia real
, Por los pasillos de la Facultad de Medicina de Cádiz se respira un ambiente casi solemne. Numerosos retratos de personalidades sanitarias del pasado desprenden un halo de sabiduría que estos días, más que nunca, causan admiración en la comunidad universitaria. 250 años de historia merecen un guiño conmemorativo y desde el decano hasta el último bedel se es consciente de ello. "Es una satisfacción y un auténtico orgullo celebrar solemnemente este fecha", exclama el decano y presidente de la Comisión Organizadora, Manuel Rosety, mientras dibuja en su cara una expresión inconfundible de gozo. La Medicina nació en Cádiz hace un cuarto de milenio. La monarquía tuvo mucho que ver en ello. El 11 de noviembre de 1748 el rey Fernando VI encarga a Pedro Virgili, máxima autoridad quirúrgica del Ejército, unir los estudios de Medicina y Cirugía en una sola carrera. Así nació el Real Colegio de Cirugía de la Armada, que, casi siglo y medio después, pasó a denominarse Facultad de Medicina. El centro, verdadero germen de la Universidad de Cádiz, inició su andadura vanguardista y nunca abandonó este sentido de liderazgo. "Hubo un antes y un después de esa fecha", dice Rosety, "porque se consiguió que los cirujanos no tuviesen que viajar al extranjero para completar su formación y obtener el título de médicos". Ilustres doctores pasaron por esta institución. Entre las eminencias que recibieron o aplicaron sus enseñanzas en el Real Colegio destacan Cayetano del Toro, Celestino Mutis, Francisco de Canivel -autor del primer tratado moderno de vendajes- o Antonio de Gin Bernal, anatómico de prestigio mundial que innovó una operación para tratar la hernia inguinal, descubriendo en la intervención un ligamento que lleva internacionalmente su nombre desde aquel momento. Pintores y aventureros La lista de discípulos expande sus redes por Latinoamerica con alumnos que crearon centros en México, Buenos Aires y La Habana. El prestigio del centro fue tan significativo que a su fundador se le ordenó erigir otro similar en Barcelona en 1760, y un tercero, el Real Colegio de San Carlos en Madrid, en 1787. El anecdotario no termina aquí. Francisco de Goya se trató de un enfermedad durante algún tiempo y, a finales del siglo XVIII, los cirujanos que enviaron a la expedición Malaspina eran de Cádiz. El reconocimiento era tan grande que la visita de los Reyes se hizo habitual. Esta vinculación en el marco de la Ilustración española tiene su continuación ahora con la presidencia del rey de España encabezando el Comité de Honor. "La historia merecía esta presencia honorífica", proclamó Rosety, minutos antes de que se inaugurasen los actos conmemorativos. Dos siglos y medio dan para mucho, desde una posible desaparición hasta decenas de miles de médicos que han cruzado las puertas de la Facultad con su título bajo el brazo. Casi un millar de estudiantes trazan su futuro anualmente. Alguno de ellos asistieron a la inauguración y no ocultaron su entusiasmo: "El título de Cádiz te concede por sí solo un curriculum brillante que te abre puertas en el mercado laboral", subrayó Jaime, que, junto con un grupo de compañeros, se entremezclan entre personalidades médicas de cierta edad que relatan las cosas de antaño. Es el caso de Juan García Cupillana, médico de la Armada, que entró en la Facultad en 1947, el año de la trágica explosión en Cádiz. Un año después se celebró el bicentenario que él recuerda perfectamente: "Parece que fuera ayer mismo. Aparte de conferencias, hubo excursiones, celebraciones y un ambiente extraordinario". Con cierta nota de nostalgia, eso sí, nombra a todos los compañeros que ya no le acompañan como en aquella ocasión. "Ya han muerto", lamenta. El sentido de la fugacidad, sin embargo, no afecta a la Facultad, que incrustada frente al Gran Teatro Falla -el templo del Carnaval gaditano-, resalta estos días el importante papel desarrollado en la historia científica y médica del país y su proyección internacional a América y Europa. La agenda hasta el próximo 13 de noviembre es amplia. Primeras figuras internacionales de los campos de la Farmacología, la Bioquímica y la Biología Celular acercarán sus conocimientos a la Facultad. El decano no puede olvidar la colaboración prestada por El grupo Bial y la Fundación Bial, creada para el apoyo a la cultura y la investigación.
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