Más del Zoo de Torrejón

Quiero dar respuesta a un artículo que con gran perplejidad leí el pasado 28 de octubre de 1998 en esta sección. Pero, a diferencia de quien escribió dicho artículo, yo voy a hablar con bastante más conocimiento de lo que en él se dice, ya que, como socia desde hace dos años que soy del Zoo Parque Grande, puedo dar fe de lo que a continuación voy a decir.1. Raro es el día que durante mi visita encuentro un simple papel o colilla en el suelo. Como propietaria de varios animales domésticos, puedo asegurar, al igual que todo el que también lo sea, que mantener un recinto en todo momento carente de olor es difícil, y más si tratamos con animales salvajes que marcan su territorio con orina.

2. Respecto a las rapaces, les diré que este zoo es un centro de recogida de especies protegidas, y algunos de estos animales han sido cedidos por la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Regional de la Comunidad de Madrid, ya sea por alguna tara que le imposibilite la reintroducción en el medio natural o por el abandono de especies exóticas por particulares desaprensivos, lo cual indica que el estado en que se encuentran estos animales nada tiene que ver con lo que en el artículo se describía.

3. Que los señores lectores no crean que el tener en la misma jaula un perro y dos tigres es por falta de espacio o por tratarse de la "merienda" de estos felinos, sino que se encuentran así por haberse criado juntos.

4. La salud de los leones es óptima, y a lo largo de mis dos años como socia he presenciado el nacimiento de varias camadas; es más, el día 12 de octubre, al que la carta se refiere, acudí al zoo como tantos otros días y no observé ningún tipo de herida en las leonas, y mucho menos que éstas derramaran sangre. Para asegurar que su estado es bueno les diré que en breve va a aumentar el número de leones, porque una hembra está en avanzado estado de gestación.

5. Si el calificativo de "infame" a la cabina de las iguanas se debe a que ellas se encuentran constantemente unas encima de otras, no responde sino a su comportamiento natural, algo difícil de comprender a primera vista para el profano en el tema.

6. Lo cierto es que con tristeza recuerdo el día que conocí el triste desenlace de uno de los lobos, concretamente la hembra, que diariamente salía, desde hace siete años, en una exhibición de animales en libertad, donde nos enseñan el respeto y el amor hacia los lobos y demás animales.

No olvidemos que, aunque criados en cautividad, nos encontramos ante animales salvajes que en ningún momento pierden su instinto y de los que no se puede prever su comportamiento.

Ya para finalizar les diré a todos los lectores que, si por algún motivo especial me hice socia de este peculiar zoo, fue por el trato personalizado y atento que reciben todos y cada uno de los animales por el joven y cualificado equipo de cuidadores. No sin antes mencionar que innumerables centros educativos visitan cada año estas instalaciones.

Invito a todos los amantes de la naturaleza a visitar este zoo y les garantizo que en ningún momento se arrepentirán.-