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Las emisiones de Valdemingómez se ajustan a los límites legales

Vicente G. Olaya

La incineradora de Valdemingómez ha aprobado su primer examen ambiental. La auditoría que la Consejería de Medio Ambiente ha realizado sobre sus seis primeros en funcionamiento pleno refleja que la planta se ajusta a los límites legales de emisiones. En ningún momento Valdemingómez arrojó más de 0,1 nanogramos de dioxinas (sustancias tóxicas) por metro cúbico de aire, tal y como exige la legislación.

La auditoría indica que la incineradora sólo supera los límites recomendables en un caso: las partículas en suspensión. Los técnicos que han efectuado el informe ambiental destacan que sus "valores medios diarios en Vallecas y la depuradora sur han alcanzado concentraciones superiores al valor medio anual", pero creen que este incremento de la contaminación puede tener un origen diferente. "Los resultados obtenidos no son atribuibles directamente a las emisiones de Valdemingómez, sino a las condiciones particulares de los puntos de toma". Y es que los auditores pusieron los sensores cerca de las obras del metro de Vallecas y en los caminos de la depuradora.La contaminación producida por la planta tampoco se ha extendido a los suelos, según la auditoría. Los resultados de los análisis del suelo "muestran total similitud" con los extraídos antes de la puesta en marcha de la incineradora.

Tampoco el ruido producido por la industria ha originado un incremento del ruido en los alrededores. "En el perímetro de la planta, los niveles están por debajo de los establecidos en la ordenanza de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, por lo que no se considera necesario tomar ninguna medida correctora".

Planta de compostaje

Los técnicos atribuyen, además, el fuerte olor que se nota en la zona al cercano vertedero municipal y a la planta de compostaje del basurero.La auditoría destaca, sin embargo, dos puntos negros: el destino de los residuos de la planta y la calibración de los equipos utilizados para hacer las mediciones. De hecho, los técnicos afirman que no pudieron constatar que los dueños de la planta poseyeran "los documentos legales [de gestores] de residuos tóxicos y peligrosos". Aseguran que no encontraron las fichas de aceptación, los documentos de control y las notificaciones de traslado y registro. Los responsables de la incineradora les respondieron que "toda esa documentación estaba en posesión de la Consejería de Medio Ambiente".

El informe de los auditores destapa también que algunos de los equipos utilizados por los gestores de la planta para realizar las mediciones no se ajustan a la normativa. Se quejan de que no se les facilitó toda la documentación requerida. Pero reconocen que "desde el punto de vista teórico, los equipos son válidos".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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