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Cebrián afirma que el Estado no debe controlar Internet sino permitir la igualdad en el acceso

Ferran Bono

El Estado no debe controlar los contenidos de Internet; su papel principal debe ser permitir la igualdad de oportunidades en el acceso a la red, a través de la creación de infraestructuras y de la educación de los ciudadanos. Esta fue una de las ideas que defendió ayer Juan Luis Cebrián, consejero delegado del grupo Prisa, en la conferencia inaugural del congreso de Medios de Comunicación de los 27 Premis Octubre, que se celebra en Valencia. "Sólo convenciones internacionales pueden establecer criterios mínimos aplicables en la regulación del uso de Internet", añadió Cebrián, quien hizo hincapié en que la implantación acelerada y no uniforme de la sociedad de la información profundiza en la dualidad entre ricos y pobres.

Una dualidad que se extiende también en el ámbito lingüístico. El inglés, convertido en la lengua franca de la informática, es sinónimo de una identidad común de "los ciudadanos de la red", que alcanzarán la cifra de 1.000 millones en el año 2005, según las previsiones (hoy hay 120 millones de internautas, la mitad de EE UU) que comentó Cebrián. En consecuencia, el dominio insuficiente del inglés provoca una nueva exclusión social que afecta sobre todo a los países con menos recursos económicos y de culturas no occidentales, explicó el ex director de EL PAÍS y académico de la lengua. En su conferencia titulada Riesgos y venturas de la sociedad global de la información, Cebrián repasó algunas de las cuestiones contenidas en su libro La red y concluyó que la introducción en el sistema de producción capitalista de la tecnología digital, en un estadio incluso más importante que el capital y el trabajo por lo que respecta al funcionamiento de la empresa, está suponiendo o va a suponer a corto plazo un cambio de civilización, con consecuencias sociales, políticas y económicas. En este nuevo orden, las grandes corporaciones transnacionales, alimentadas por la tendencia a la concentración de grupos productivos dictada por la globalización, sustituyen el poder del Estado, sostuvo Cebrián. El consejero de Prisa ilustró este punto de su discurso con una referencia al enfrentamiento por el convenio colectivo de los trabajadores de Ford con la empresa, que lanzó un ultimatum por videoconferencia, un problema que ni el Gobierno autonómico ni el del Estado pueden solucionar. Con numerosos datos y ejemplos, Cebrián abundó en diversos aspectos, como la gran y fundamental demanda de fútbol, cine y pornografía en la televisión digital, aunque de esto último " no se suele hablar", apuntó.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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