Más duro dirigir que interpretar
Liv Ullmann considera que en su paso por Hollywood todas las decisiones que tomó fueron equivocadas, defiende el cine europeo por encima de la industria americana y reconoce que, como mujer, ha sido más duro dirigir que interpretar. Como directora lo que más le interesa reflejar son las relaciones "entre unos y otros y cómo nos vemos a nosotros mismos".Sobre Bergman, director del que protagonizó 11 películas, un agradecimiento extremo por haber trabajado con uno de los mejores y un arrepentimiento similar por el enfrentamiento que mantuvo con él durante un año tras rechazar un papel en la película Fanny y Alexander. La lección que dice que aprendió con este director fue el que siempre hay que rodearse de los mejores. "Los malos directores se rodean habitualmente de gente mediocre", señala. El próximo trabajo de Ullmann será una historia escrita por el director sueco que están preparando juntos.
Liv Ullmann, actriz principal en películas como La vergüenza, Abdicación, Sonata de otoño o La amiga, recibió anoche el homenaje de la Seminci y antes, en un encuentro con el público y la prensa, puso de manifiesto que sigue siendo una mujer interesante, bien por la calidez de sus ojos y su madura belleza o bien por su compromiso con las tareas solidarias y humanitarias en el mundo. Liv Ullmann fue en 1980 embajadora de buena volundad de Unicef.
La actriz y realizadora noruega considera que los homenajes "son cosas de la edad", mientras recuerda que la mejor época de su carrera en el cine fue cuando rodó Los emigrantes y La nueva tierra con Max von Sydow y Jan Troell, su director favorito. "Fue un tiempo en el que constituimos una pequeña familia con el equipo que rodó los dos largometrajes;viajamos por Suecia y Estados Unidos e interpreté el papel de Cristina, un tipo de mujer que me hubiera gustado ser por su dignidad".
Babelia
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