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Música para vivir dignamente

Naiara Galarraga Gortázar

Explican con toda naturalidad que montaron el grupo para sacar unas pelas extra. Su aspiración no es hacerse ricos. En realidad, se conforman con "vivir dignamente". Ahora se buscan la vida a base de recoger papel, chatarra o cualquier cosa que se pueda reciclar. A Avelino David Mambo -"mi abuelo llevaba ese apellido", explica él para dejar claro que es genuino- es el pilar del grupo. En Angola, su patria, era músico profesional y electricista a ratos. A su alrededor se agruparon los otros seis componentes de la banda, bilbaínos de adopción desde hace años. Él les enseñó a tocar. "Todos los africanos somos un poco músicos", contesta Mambo para explicar que no fue tan difícil. Estos angoleños y congoleños buscan dar a conocer sus respectivas culturas y, de paso, "sacar unos ingresos". Y si la suerte sale algún día a su encuentro, "vivir de la música". África Kiese hizo una excepción anoche. No cobró por subirse al escenario de una sala bilbaína para abrir la campaña Acércate a África. Ellos pusieron el sabor africano a un concierto que incluyó también rock en inglés y bakalao en euskera. Ni siquiera los instrumentos con los que tocan son suyos; los pone quien les contrata. João Chuvila precisa: "No hay capacidad financiera" para comprarlos. Ambos hablan español con la pausada cadencia del portugués, la lengua oficial de Angola. Chuvila y Mambo prefieren hablar en nombre de la comunidad angoleña, más que en el suyo propio. La persecución política en su país les obligó a huir de allí. Aunque la paz se firmó en Angola hace ya cuatro años, no regresarán hasta que "la democracia sea un hecho". Recuerdan que los hoy gobernantes de su país priorizan "los intereses de mercado sobre los derechos humanos". Insisten en que además de las guerras y las hambrunas que asuelan buena parte del continente, África tiene realidades positivas, muchas, de las que se habla demasiado poco. África ofrece también "tradición, hospitalidad, playas maravillosas, enormes riquezas naturales, mal explotadas, eso sí, bellísimos paisajes naturales,...". Lo que también tienen claro es que volverán a sus países de origen tan pronto como existan las condiciones para hablar y vivir en libertad. "La vida diaria [en el País Vasco] es dura, a menudo se pasa mal; pero sin libertad, aún es más dura". Incluso para los inmigrantes legales como ellos, encontrar un trabajo es una odisea. "Si el mercado laboral está cerrado para los locales, aún lo está más para los inmigrantes", indica Chuvila. Ahí es donde palpan el racismo. Para "nosotros los negros" es muy difícil encontrar un piso, trabajo o salir con una chica blanca. Chuvila cuenta que es excepcional que en las relaciones cara a cara alguien les trate mal por su color. Las generalizaciones son las que más les duelen. Los africanos que trafican en ciertas zonas de la capital vizcaína "son una pura vergüenza" sobre todo para la comunidad africana.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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