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CERCO AL EX DICTADOR

Frei hace un llamamiento a los chilenos para que no se dividan en torno al 'caso Pinochet'

El presidente chileno, Eduardo Frei, regresó ayer a Santiago, y a su llegada se apresuró a pedir serenidad y tranquilidad y "a no polarizar la situación" generada por la detención del ex dictador Augusto Pinochet. "El país tiene que seguir funcionando y vamos a seguir manejando esta situación como corresponde", añadió, sin precisar detalles. Pero las instituciones chilenas han dejado de funcionar con normalidad a causa del boicoteo al Congreso decretado por los parlamentarios de la derecha pinochetista, que no acudirán a las sesiones mientras el general retirado siga detenido.

El presidente del Senado, Andrés Zaldívar, hizo un llamamiento para que impere "la racionalidad que impida un conflicto interno" y advirtió de que Chile atraviesa "una de las situaciones más difíciles que le ha tocado vivir al país desde el comienzo de la transición". El Gobierno anunció la prohibición de todas las manifestaciones. El martes la policía detuvo a más de un centenar de personas en los distintos actos a favor y en contra del ex general detenido. Los militares chilenos, cuyos movimientos despiertan gran expectación en todo momento, añadieron su ingrediente a la tensión reinante. El general Ricardo Izurieta, comandante jefe del Ejército y heredero de Pinochet al frente de la institución, convocó una "reunión informativa" en la Escuela Militar para todos los jefes y oficiales de la guarnición de Santiago. Este tipo de encuentros son poco habituales, según subrayan los conocedores de los gestos de las Fuerzas Armadas.

Más allá de la pesadumbre o la alegría por la inesperada noticia, las reacciones en Chile no alimentan de momento el optimismo. La detención de Pinochet ha dejado sentir sus efectos en la peculiar transición política chilena, inconclusa para muchos, ni siquiera iniciada para otros. La coalición gubernamental entre democristianos y socialistas ha mostrado fisuras a la hora de defender, por razones de Estado, la inmunidad de Pinochet. El propio presidente de la República es parte implicada en la controversia en la medida que el decreto que avala la supuesta misión especial de Pinochet al Reino Unido lleva su firma.

Nadie, ni siquiera el enviado del Gobierno de Chile a Londres, Santiago Benadava, ha dado una explicación convincente del contenido de dicha misión especial que desmienta la sospecha de que se trataba esencialmente de un subterfugio para evitar la acción de la justicia internacional.

La precandidatura del socialista Ricardo Lagos para las próximas elecciones presidenciales también sentirá los efectos de la detención de Pinochet. Su principal adversario, Andrés Zaldívar, ha aprovechado la crisis con fines electoralistas para tratar de debilitar la figura de Lagos al exigirle mayor firmeza en la defensa de la inmunidad del ex dictador. La derecha más radical está envalentonada. Los matones profieren amenazas en la calle, y sus dirigentes apoyan, de momento, al Gobierno, aunque cada día que pasa presentan nuevas exigencias y lanzan acusaciones. Como la efectuada en Londres por los representantes de los partidos pinochetistas, que hablan de una confabulación entre el Partido Socialista chileno y sus homólogos de España y el Reino Unido para detener al senador vitalicio.

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