El Metro, fosa para un joven
¿Debemos aplaudir la persecución de unos guardas jurados de unos grandes almacenes a un joven que, presuntamente, había robado unos discos de música, hasta verle muerto bajo las ruedas del tren? La proporción existente entre el objeto de la persecución y las consecuencias de la misma es abismal.
Podrán estar orgullosos esos grandes almacenes por el celo y la eficacia demostrada en la custodia de estos productos a vender.
¿Qué delito debe de haber cometido un ciudadano, hallado in fraganti, para que se justifique una persecución hasta las entrañas del metro y provocar este tráfico final?
Estos servidores de las grandes superficies comerciales no deben de disponer de recursos preventivos como para evitar esta muerte absurda.
Envío desde aquí mi más sentido pésame a los familiares del joven muerto.
Y a estos cumplidores de su deber, les deseo que sean capaces de dormir tranquilos, sobre todo si son padres. No obstante, albergo aún una duda: ¿fueron recuperados los discos compactos?-
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