En huelga de hambre

Tenemos aquí el caso de una persona que ha sido despedida por doble motivo: por hacer su trabajo, y hacerlo bien, y por ejercer su deber de ciudadano. Mi hermano, Carlos Carracedo, está en huelga de hambre desde hace más de veinte días. Hasta hace tres semanas era jefe de seguridad en las obras de acceso al Palacio Euskalduna de Bilbao. Como tal, no era ajeno a los problemas de seguridad laboral de los trabajadores; ha sido testigo de accidentes laborales que nunca debieron ocurrir y esto ha acrecentado su deseo de hacer algo al respecto. Hace un mes descubrió en las inmediaciones de la obra cientos de peces muertos, además del cadáver de un perro en estado de descomposición. El olor era pestilente y llegó a causar que trabajadores que operaban cerca de esta zona vomitaran y se sintieran enfermos. En vista de ello, Carlos decidió contactar a las instituciones competentes para conseguir que fuera limpiada. Después de varias llamadas telefónicas al Ayuntamiento, a las autoridades del Puerto y al Gobierno vasco, la respuesta fue un lavarse las manos y un "a mí esto no me concierne". Por ello, decidió llamar a los medios de comunicación. Y fue sólo entonces cuando llegó la respuesta. Finalmente, el Ayuntamiento se hizo cargo y envió una embarcación para limpiar la zona de animales muertos. Su recurso a los medios de comunicación causó algunas "incomodidades" en la empresa. Así así lo manifestó su superior, quien le dijo que le veía cansado y le iba a tener que dar "unas vacaciones", una forma solapada de decir que iba a despedirle. Y así fue. Desde entonces, ha finalizado su relación con la empresa y no quiere ningún tipo de relación con ella; ni siquiera se ha preocupado de luchar contra lo que, a todas luces, es una injusticia. No quiere que ello se mezcle con su otro propósito: luchar por mejorar la seguridad de los trabajadores. Para ello inició una huelga de hambre en el salón juvenil de la parroquia de Olabeaga. Mi hermano está bastante solo. Necesita ayuda, cooperación. Espero que la noticia cause al menos tanto interés humano y social como otras que, en realidad, no son más que meras anécdotas.- . .