El Gobierno de Aznar asegura que no irá en contra de las decisiones judiciales

El presidente del Gobierno, José María Aznar, defendió ayer ante el presidente de Chile, Eduardo Frei, la "singularidad" de la transición política chilena. Dos destacados miembros de su Ejecutivo, los vicepresidentes Francisco Álvarez Cascos y Rodrigo Rato, ahondaron en la necesidad de respetar las "decisiones del Poder Judicial", y el ministro de Exteriores, Abel Matutes, aseguró que el Ejecutivo no puede "sino colaborar con las decisiones que adopten los organismos judiciales" cuando la petición de extradición sea firme y no tenga impugaciones sobre la competencia.

Rato repitió ayer la tesis esbozada el día anterior en Oporto por Aznar: "No vamos a ir en contra de las decisiones judiciales, pero también, desde el punto de vista político y de Gobierno, tenemos que ser conscientes de que aquí hay países muy distintos, como el Reino Unido, Chile y España, con sensibilidades muy distintas", declaró a RNE. Álvarez Cascos indicó que el Ejecutivo tendrá "exquisito respeto" a cualquier decisión que adopte el Poder Judicial. "Lo que le corresponde al Gobierno es esperar las decisiones de los tribunales, con la reiteración en el respeto a sus decisiones", informa José Luis Rodríguez desde Córdoba. El propio Aznar, en una reunión de presidentes democristianos celebrada ayer en Baiona (Pontevedra), hizo un canto a las transiciones políticas de los países del Cono Sur, dedicándoles parte de su discurso. Para Aznar, tanto el presidente chileno, Eduardo Frei, como el argentino, Carlos Menem, son artífices de unas transiciones políticas "que están dando sus frutos y que naturalmente tienen y tuvieron las singularidades propias de cada país".

Frei, por su parte, invocó ayer, en torno a la petición de extradición de Pinochet, el respeto a la soberanía de su país y a su transición política, que comparó con la española después del franquismo, sin que por ello España conociera "los procesos sobre derechos humanos que tanto se nos exigen a los latinoamericanos".

Finalmente, Frei canceló su viaje a Madrid para expresar su desacuerdo con el giro que está tomando el proceso iniciado en España contra el ex dictador Pinochet, y se sumó a esa reunión partidaria junto a los presidentes de Argentina, Ecuador, Colombia y Costa Rica, además de Aznar y el presidente de la IDC, Wilfried Martens, y su secretario general, Javier Rupérez. A pesar de que el asunto era otro, la sombra del caso Pinochet sobrevoló la reunión e impregnó los discursos.

"Normalmente en estos procesos tenemos mala memoria", comenzó diciendo Frei. "Aquí, en España, hubo un Gobierno que duró 40 años y la institucionalidad actual española nace de ese Gobierno", sin que por ello, señaló el presidente chileno, hubiera en España procesos sobre derechos humanos. "Hay otros procesos, como los terroristas y otros [en los] que también hay inmunidades, y hay otras situaciones". "Solamente reitero lo que dije hace unos meses en España", concluyó Frei: "Respeto a las leyes chilenas, respeto a la soberanía de nuestro país, a nuestra transición y a los tribunales chilenos".

Aznar había dedicado un párrafo de su discurso oficial en la reunión a los actuales presidentes de Chile y Argentina. Según Aznar, Frei y Menem "han marcado y están marcando hitos en la historia de sus países", consolidando democracias "nacidas de unas transiciones que están dando sus frutos". Josep Piqué, portavoz del Gobierno, subrayó que es necesario "dejar trabajar a los jueces". El vicepresidente económico, Rodrigo Rato, señaló que no se deben "politizar" las decisiones que toman los jueces.

Por su parte, el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, aseguró que "cada país debe resolver sus problemas". Fraga añadió que está de acuerdo con el criterio expresado por la fiscalía de la Audiencia Nacional. El presidente argentino, Carlos Menem, dijo que los jueces españoles "no tienen nada que hacer" con relación a casos de supuestos crímenes cometidos en su país.