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Domínguez Ortiz resalta la contribución decisiva de la Sevilla del XVI a la política de Felipe II

Sevilla era a finales del siglo XVI la tercera ciudad más poblada de Europa, sólo superada por París y Nápoles. Como capital cultural y económica de la monarquía hispánica, Felipe II tenía especiales vínculos con la ciudad. De esa relación habló ayer el historiador y académico Antonio Domínguez Ortiz, que inauguró el ciclo de conferencias Sevilla, Felipe II y la monarquía hispánica, organizado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla con motivo del IV centenario de la muerte del monarca. "Lo que Felipe II buscaba en Sevilla era dinero y soldados", dijo.

"La relación entre Sevilla y Felipe II no fue un mero episodio, sino que tuvo consecuencias trascedentales para ambos, para la política y los destinos de Europa y de la Humanidad", afirmó el historiador, convaleciente de una reciente intervención quirúrgica, para quien la contribución de la ciudad fue "decisiva para la prosecución de la política de Felipe II, que marcó una época entera". El final de la Reconquista, con la consiguiente desaparación de fronteras y la unificación de Andalucía, el cultivo de tierras nuevas, la intensificación del comercio exterior y la colonización de América fueron citados por Domínguez Ortiz como las causas que hicieron posible que Sevilla entrara en el siglo XVI en un proceso acelerado de crecimiento demográfico y económico. "Si a principios del siglo XVI era todavía una urbe con una fuerte impronta medieval, concretamente morisca, que no rebasaba los 40.000 habitantes, después del primer tercio comenzó un crecimiento demográfico acelerado que sólo se explica por la inmigración, que dio a Sevilla su carácter cosmopolita e internacional. A final de siglo, superaba los 120.000 habitantes. Era una de las mayores ciudades de Europa, solamente superada por París y Nápoles", afirmó. Vínculos En ese contexto se crearon unos vínculos especiales entre la ciudad, "rica en metales preciosos, cultura y contrastes sociales" y el monarca. Domínguez Ortiz destacó la diferente forma de gobernar y de mentalidad de Carlos V y su hijo, el primero viajero y el segundo sedentario, que podía dirigir los destinos de su imperio sin moverse de El Escorial " Felipe II abarcó el problema de América en toda su extensión, no sólo era una fuente de riquezas como lo fue para su padre, sino que comprendió la obligación de ocuparse del gobierno de aquellos territorios", explicó. Sevilla, como puente de unión entre América y la monarquía, tuvo una "especial significación". Fundamentalmente el rey necesitaba de la ciudad soldados para sus empresas y dinero. La ciudad los proporcionó, pero había un problema militar que afectaba a toda España, la pérdida de interés de los españoles por las armas. "En Sevilla había una milicia de caballeros de cuantía, formada por burgueses que tenían dinero para mantener caballos y armas. A cambio de sus servicios, gozaban de unos privilegios que los equiparaba a la hidalguía", señaló el académico. Ante la creciente inactividad de estas milicias, el rey, que tenía la intención de formar un ejército permanente para la defensa interior, les ofreció un fuero militar privilegiado. "Lo que más esperaba de Sevilla Felipe II era dinero, que consiguió por procedimientos diversos. Se estableció un modus vivendi entre la oligarquía del ayuntamiento y la Corona en virtud de la cual ésta sacaba mucho dinero de la ciudad", añadió. Sevilla, Felipe II y la monarquía hispánica se desarrollará durante toda la semana en la Sala San Hermenegildo. Los ingleses Geoffrey Parker y David Brading no asistirán por razones de salud.

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