"Una guerra balcánica"
Por una trocha de cuatro kilómetros, tras circular incluso a contra corriente por las aguas de un arroyo, se llega al lugar denominado Garganta de Kisna Reka, donde unos centenares de albaneses han instalado su campamento. Unas barras de metal cubiertas con plástico forman cada tienda. En 30 metros cuadrados (10 de largo por 3 de ancho) duermen hasta 22 personas. Una organización no gubernamental ayudó a instalar unos grifos, que hacen las veces de fuente del poblado. A la entrada, varios hombres cavan una tumba para un joven combatiente del ELK muerto la noche anterior. Eyup, un agricultor de 34 años, afirma: "Nuestra esperanza es la retirada de todas las fuerzas serbias y una presencia internacional para conseguir nuestra seguridad. Con promesas vacías esto acabará en una guerra balcánica".
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