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Los desfiles de París incorporan para el verano lo deportivo y casual

Después de una semana intensa de desfiles y presentaciones hasta en vídeo, las colecciones de París han trazado las líneas maestras de lo que serán las tendencias más predominantes para la última primavera-verano del siglo XX. La incorporación de piezas generalmente asociadas al deporte como canguros con capuchas, pantalones y faldas de faena, sudaderas, detalles de bolsillos de parche, cremalleras, cordones fruncidos en cinturas y en telas finas de algodón, nailon, lino, loneta o más sofisticados, gasas de seda y chiffones, ha tenido una presencia masiva en casi todos los diseñadores.

El tema romántico a través de detalles bordados o estampados de flores en ligerísimas y finas telas para vestidos lenceros, tipo combinación, con detalles de encaje en escotes o bajos de faldas, se manifestó en diseñadores como Lolita Lempicka o Emmanuel Ungaro, quien mezcló lo casual con lo efímero para cazadoras de ante y vestidos o faldas de dobles capas de sedas en tonos suaves como beis, rosa palo o amarillo.

Valentino propuso campesinas de lujo, con blusones escotados en hombros con mangas acampanadas y bordadas de broderie inglesa y amplias y largas faldas capa de múltiples superposiciones de chiffones a veces con pedrería en tonos pasteles, salmones o naranjas intensos. La campesina del africano Xuly-Bet lleva blusones y vestidos de estampados étnicos y elaborados con nido de abeja.

Más austeras son las propuestas de Loewe diseñado por Narciso Rodríguez para quien el lujo no está reñido con la sencillez y pureza de líneas. Ha indagado en nuevas técnicas para renovar el ante y napa a través de perforaciones minúsculas, bordados de hilos de metal o cuentas de cristales.

Cristina Ortiz para Lanvin también investigadora de nuevos tejidos, ha conseguido efectos brillantes a veces etéreos para sus vestidos de organza palabra de honor (sin tirantes) con ligeros drapeados origami en escotes en tonos sorbete. El exotismo llegó de mano de Jean Paul Gaultier, quien fusionó Occidente con Oriente en una original mezcla entre quimonos geishas en telas vaporosas superpuestas sobre camisetas de tul con estampados samurai y pantalones masculinos.

John Galliano para su propia colección evocó diosas del Olimpo con peinados grecorromanos, luciendo largas túnicas de gasa arrugada con escotes barco en colores vivos como turquesa, azafrán y fucsia.

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