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Clinton vuelve a reunirse con Arafat y Netanyahu para impulsar la paz

Los israelíes reconocen que hay "progresos"

Bill Clinton se desplazó en la tarde de ayer a Wye Plantation para dar un empujón a las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos, atascadas desde su comienzo, el pasado jueves. El presidente no puede permitir que la cumbre de Wye Plantation termine sin ningún acuerdo, por pequeño que sea, que le permita a él cantar victoria y reforzar su imagen política ante sus compatriotas y la opinión internacional. Por eso decidió poner toda la carne en el asador y cantarle las cuarenta directamente a Benjamín Netanyahu y Yasir Arafat. Ayer, el primer ministro israelí reconoció que se habían producido "progresos", según informó Europa Press. La jornada del viernes terminó sin ningún avance. Por el contrario, los portavoces israelí y palestino consiguieron romper durante unos minutos el secuestro al que les tienen sometidos los norteamericanos para transmitir la información de que persistía un clima de reproches mutuos en Wye Plantation, un pintoresco lugar de descanso de la costa de Maryland, a 112 kilómetros de Washington. James Rubin, portavoz del Departamento de Estado, reaccionó con tremendo enfado a esas "filtraciones".

Netanyahu exige a Arafat que pruebe su voluntad de aplastar el terrorismo de Hamás y de otros grupos islámistas extraditando a Israel a 33 palestinos detenidos en los territorios árabes que disfrutan de autonomía. El líder israelí temía que Hamás intentara boicotear la cumbre con atentados. De hecho, su ministro de Defensa, Isaac Mordehai, aplazó su viaje a Wye Plantation hasta ayer por la tarde a causa de una situación "sensible" en el ámbito de la seguridad. Arafat se niega rotundo a entregar a esos 33 compatriotas, acusados de haber participado en atentados contra israelíes. EE UU propone una fórmula de compromiso: que sean juzgados por tribunales palestinos por los delitos de los que les acusan los israelíes.

Entretanto, Netanyahu no está dispuesto a ceder ni un ápice del 13% de los territorios cisjordanos sobre los que se negocia en Wye Plantation. Arafat y los palestinos son los que más tienen que perder en Wye Plantation, porque la correlación de fuerzas está, como siempre, en su contra.

Para compensar ese hecho y rebajar la dureza y arrogancia de Netanyahu, los norteamericanos le recuerdan que el fracaso del proceso de paz podría traducirse por una violenta explosión de protestas palestinas. "No creemos que Netanyahu quiera convertirse en el primer ministro que gobernó cuando estalló la madre de todas las intifadas", declaró ayer a Associated Press un alto funcionario de EE UU, que requirió el anonimato.

La cumbre de Wye Plantation, una muy modesta reedición de la que en 1978 se celebró en Camp David entre israelíes y egipcios, debería concluir hoy, pero Clinton ha informado a las partes que hasta el martes no se agotará su paciencia. Como es habitual en este tipo de apuestas del presidente, todos los inmensos recursos del Gobierno norteamericano funcionan a tope para intentar asegurar que Clinton pueda fotografiarse con Netanyahu y Arafat con algo entre las manos que presentar como un desbloqueo de un proceso de paz que lleva un año y medio en la vía muerta.

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