El galardonado destaca el papel económico de la democracia
"Me agrada particularmente la identificación del comité de Estocolmo con este tipo de trabajo", manifestó ayer Amartya Sen en un comunicado emitido por el Trinity College de la Universidad de Cambridge. La noticia de la concesión del Nobel le sorprendió en Nueva York.
"La economía del bienestar y la elección social son materias muy importantes y estoy contento de que el trabajo reciba el reconocimiento que merece", señaló Sen en el mismo comunicado .
¿Por qué países como Botsuana y Zimbabue han logrado evitar una oleada de hambre y en cambio Etiopía y Sudán siguen golpeando a la opinión mundial día a día con imágenes de niños desnutridos? En su última estancia en España, Amartya Sen se formuló está pregunta, sólo como pretexto para lanzar una respuesta que metaforiza el encuentro entre la ciencia económica y la voluntad de los pueblos. Entonces dijo que la diferencia entre los primeros y los segundos, condenados a la hambruna, es la democracia, "entendida como movilización colectiva".
Realizó esta manifestación al recibir el Premio Internacional Cataluña, concedido por el Institut Català de la Mediterrania, que le fue entregado por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol.
Cabe pensar que la fórmula de Sen se acerca más a los moldes de solidaridad y ternura, propios de las ONG, que a la econometría de Harvard, Stanford o el IESE.
En su libro Sobre ética y economía, el recién nombrado Nobel se pregunta: "¿Pueden los estudiosos de la economía seguir siendo fieles a sus esquemas técnicos pese a todo? Ya no es posible". En medio de un auténtico océano de modelos matemáticos y esquemas de rentabilidad financiera, Sen coloca su Nulla economia sine ethica, y Robert Solow, otro Nobel, le llama la conciencia ética de la profesión.
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