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El "violador del Ensanche" sale hoy de la cárcel sin haberse sometido a ninguna rehabilitación

El caso de López Maíllo desata la polémica sobre los derechos del preso y de las víctimas

La cárcel no es la medida más adecuada para rehabilitar a los violadores, ya que el sistema penitenciario no está preparado para resocializar a este tipo de delincuentes, según juristas y psicólogos. La mayoría de los violadores se niega a seguir los programas terapéuticos que les ofrecen en prisión. Uno de los que los ha rechazado es Francisco López Maíllo, conocido como el violador del Ensanche, que hasta su captura, en febrero de 1984, sembró el terror en Barcelona con una agresión sexual diaria. Su puesta en libertad, prevista para hoy, ha desatado la polémica sobre el conflicto entre sus derechos como persona que ha cumplido una condena y la protección de posibles nuevas víctimas.

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Psicópata con capacidad de seducción

Francisco López Maíllo fue condenado en 1985 a una pena de 592 años de cárcel por 29 violaciones a 26 mujeres, varios abusos sexuales y una multitud de robos. La sentencia señalaba que padecía una personalidad fuertemente antisocial y una psicopatía grave.Trece años y ocho meses después de ser detenido y encarcelado, Francisco López Maíllo saldrá hoy de nuevo la calle habiendo saldado todas sus deudas con la justicia. Su puesta en libertad ha levantado voces de alarma, entre ellas las de sus víctimas, y ha desatado la polémica. Durante su encarcelamiento, López Maíllo se negó a recibir tratamiento psicológico y nadie garantiza que se haya rehabilitado, pero prolongar su estancia en la prisión un sólo día más o someterle a vigilancia una vez en la calle significaría cometer una ilegalidad. El Departamento de Justicia de la Generalitat no reveló ayer la hora establecida para la puesta en libertad del violador del Ensanche ni especificó el centro penitenciario del que saldrá. López Maíllo ha cumplido condena en la prisión barcelonesa de Quatre Camins, pero en los últimos días podría haber sido trasladado de centro para evitar hoy la concentración de medios de comunicación en la puerta de salida, ante la expectación y la polémica que ha generado su excarcelación.

Aplicados todos los beneficios penitenciarios y la aritmética penal, López Maíllo ha cumplido menos de 14 años de cárcel, porque se le han aplicado las medidas más beneficiosas para el reo previstas en el antiguo y en el nuevo Código Penal. El nuevo texto legislativo le ha permitido reducir de 30 a 20 el número de años de prisión máxima sobre los que aplicar las bonificaciones. Y el código derogado le ha permitido redimir condena por trabajo.

Resultado perverso

"La combinación de ambos códigos ha dado un resultado perverso en este caso", destaca María José Varela, abogada especialista en la atención a las mujeres víctimas de agresiones sexuales. Jugando al fútbol, colaborando en la cocina y en la peluquería, y participando en talleres de cerámica y de enseñanza reglada (obtuvo el graduado escolar), el condenado por violación rebajó sustancialmente el tiempo en prisión.Durante su estancia en la cárcel, sin embargo, Francisco López Maíllo rechazó el programa intensivo de rehabilitación que se ofrece a los delincuentes sexuales y que es de carácter voluntario. Según la Generalitat, sólo el 19% de los condenados por delitos sexuales internados en las cárceles catalanas se han acogido a programas de tratamiento intensivo o un plan de orientación y apoyo.

Uno de los tres miembros del tribunal que le condenó, el magistrado Ángel de Prada Mendoza, ha advertido que López Maíllo "no está rehabilitado y es un peligro". El magistrado recuerda, sin embargo, que ha cumplido legalmente la pena y que debe salir en libertad y ser tratado como un ciudadano normal, aunque ello genere alarma social.

La consejera de Justicia, Núria de Gispert, y el director general de Servicios Penitenciarios, Ignasi García Clavel, han admitido también que es posible que López Maíllo no esté rehabilitado, pero advierten que "legalmente ha cumplido su pena" y reclaman a la sociedad que "no le criminalice de entrada". El propio López Maíllo ha expresado a sus educadores su sorpresa por la polémica que ha generado su excarcelación y ha solicitado que se le conceda al menos el beneficio de la duda.

A las voces que advierten del peligro de criminalizar a Maíllo se ha sumado la del psiquiatra Leopoldo Ortega Monasterio, que examinó al violador del Ensanche para dictaminar su estado mental durante el juicio. El psiquiatra advierte del peligro de "dejarlo en la calle en un ambiente de linchamiento". Con el propósito de "tranquilizar a la sociedad", la Generalitat ha anunciado que ofrecerá a López Maíllo la posibilidad de encontrar trabajo, el cobro del salario mínimo interprofesional (68.040 pesetas) o el subsidio de desempleo durante 18 meses, para facilitar su integración social.

La iniciativa ha provocado la indignación de los colectivos de defensa de víctimas de delitos sexuales, que ha resaltado la contradicción de que se ayude al agresor y en cambio no a las víctimas. Este colectivo recuerda que el 80% de los violadores reinciden cuando salen en libertad.

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