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La Operación Luna descubre a 37 jóvenes con navajas en el primer fin de semana

Cuatro de cada 100 jóvenes cacheados por la policía este fin de semana durante la denominada Operación Luna -puesta en marcha por la Delegación del Gobierno para erradicar las navajas de la noche madrileña justo este fin de semana- han sido cazados con armas blancas prohibidas (de más de 11 centímetros de hoja).El dispositivo, para el que trabajaron 200 agentes de la policía nacional y de la municipal, identificó a 992 personas, 37 de las cuales (casi el 4%) escondían una navaja, que fue decomisada. Cada una de estas requisas ocasionó la apertura de un expediente sancionador que puede derivar en una multa de hasta 200.000 pesetas. La Delegación del Gobierno aún no ha decidido ordenar a los policías la puesta a disposición judicial de las personas que lleven armas blancas.

Las navajas simples, de doble filo, los puñales y los machetes se han convertido en protagonistas de las agresiones más sangrientas. En el último mes, tres hombres han muerto apuñalados en la capital.

La Operación Luna, puesta en marcha a raíz del asesinato de Eduardo Abad, en la calle de Génova el pasado 3 de octubre, se desarrolló durante el viernes y el sábado entre la una de la madrugada y las siete de la mañana (periodo en el que se registra la mayor parte de las agresiones).

Los controles callejeros se establecieron en puntos negros de la violencia juvenil: los intercambiadores de Moncloa, la plaza de Castilla y Cibeles, y las estaciones de metro más concurridas, como Sol, Bilbao o Callao.

El despliegue policial no pasó inadvertido para quienes eligieron el distrito Centro como escenario de su diversión. Tres furgonetas del Cuerpo Nacional de Policía, una aparcada en la Gran Vía y otras dos en la plaza de Callao, paraban cada cierto tiempo a los coches que circulaban por la zona.

Pandillas enteras de jóvenes vaciaron sus bolsillos y mochilas frente a los policías. A una chica de unos 19 años le hicieron quitarse una media violeta frente a la salida del metro de Callao. Varias mujeres policías, provistas de un detector de metales en la mano, se encargaban de controlar a las adolescentes. No hubo ninguna mujer entre las 37 personas descubiertas con armas blancas.

La mayor parte de los sancionados ignoraba que estaban fuera de la ley, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía.

Uno de los 37 expedientados guardaba tres navajas, según la policía. Se trataba de un joven de 21 años.

Movimiento contra la Intolerancia pide multas para los que venden armas

Durante la Operación Luna fueron detenidas 41 personas: 31 el sábado y 10 entre el domingo y el lunes. Tres personas fueron arrestadas por robo, 5 por tráfico de drogas, 26 por carecer de documentación y 5 por delitos de tráfico. Sobre otras dos personas pesaba una orden de captura. Se levantaron, asimismo, 13 actas por incautacion de drogas y 9 por consumo de estupefacientes.

El dispositivo permitió recuperar dos coches robados entre los 154 vehículos identificados durante el puente del Pilar, informó la policía. El despliegue policial también incluyó controles de alcoholemia, venta de alcohol a menores y consumo de bebidas en la calle.

El delegado del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez Morgades, se mostró "satisfecho" con los resultados de la operación. "Si esas armas se portan en lugares de ocio, o donde se ingiere alcohol, es muy fácil que todo acabe en una mezcla explosiva", opinó.

Esteban Ibarra, del Movimiento contra la Intolerancia, señaló que las "altas" cifras del primer fin de semana "revelan la gravedad del problema". Y propuso extender la Operación Luna "a toda la geografía del conflicto, a las zonas sur y oeste y al corredor del Henares, que han sido noticia por su violencia en el último tiempo".

Ibarra propuso, como segundo e imprescindible paso, "que se incremente la prevención y controle y sancione a las tiendas que venden navajas y puñales a los menores". Los jóvenes de menos de 18 años no pueden portar armas blancas de ningún tipo.

Propietarios y empleados de bares y discotecas madrileñas consultados ayer por EL PAÍS también festejaron la puesta en marcha del nuevo operativo. Karina, cajera de Gula-Gula, en la Gran Vía, celebró la iniciativa: "Está muy bien que se incremente la presencia policial para evitar peleas que terminan en tragedia", y consideró "preocupante" que cuatro de cada 100 chavales porten navajas, "porque nadie debería salir armado". Juan Montalvo, propietario de una barra de la Rosa Negra, uno de los bares de la avenida de Brasil, consideró "fenomenal" el dispositivo porque "hay mucho crápula suelto en la noche y es bueno que se les controle".

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