La aventura de escribir

Cuenta la leyenda que el caballero Roland, héroe de la mitología medieval francesa, partió con el filo de su colosal espada el Puig Campa de Benidorm. La dentellada que produjo en la peña, cegado de ira tras la pérdida de su amada, arrancó un pedazo del monte que cayó rodado por la ladera hasta el mar. La enorme roca quedó inmóvil en el Mediterráneo y se convirtió en lo que hoy se conoce como la isla de Benidorm. Las murallas de Morella, la sierra de Mariola o el Barranc de l"Encantà encierran en su milenaria crónica otras leyendas e historias como la del Puig de Campana. Antonio Calero Picó, un empresario alcoyano con vocación de escritor y convertido en editor, las ha recopilado en Cuentos y leyendas de los montes valencianos. Se trata ésta de la última pieza incorporada a su personal biblioteca que comenzó a gestarse a principios de los sesenta. Igual que el caballero de la leyenda del Puig Campana, el protagonista de esta historia tiene algo de intrépido. La falta de apoyo de una empresa editorial que permitiera ver la luz a su espontánea narrativa, acerca de sus viajes por las comarcas valencianas, movió al escritor a invertir parte de su patrimonio en la edición de sus libros. Ver impresas sus historias le ha costado a Calero cerca de las 800.000 pesetas por título. Hoy su hazaña se contabiliza en 15 libros que han inmortalizado la geografía y tradición oral del País Valenciano. Caminos de Valencia, Los montes de Tarragona, Las montañas de Alicante, Guía excursionista de La Safor, Guía excursionista de la Serra Mariola, Borrador de Cuentos de Navidad o Balnearios de las Provincias de Alicante, Valencia y Castellón son algunos de ellos. Este último ha sido traducido al alemán y difundido entre la colonia de habitantes germanos en la Costa Blanca, después del interés que despertó el año pasado en la feria del libro de Francfort. Era la primera ocasión en que los libros de Calero participaban en la convención y el éxito que consiguió movió a este singular escritor-editor-mecenas de la cultura valenciana, a volver a la destacada exposición de los libros. Lo insólito de su caso es aún mayor si se tiene en cuenta que se trata del único autor-editor que ha asistido a la feria de Francfort, entre los 9.600 expositores de todo el mundo, con pabellón propio para exponer los libros que él mismo ha escrito. Su presencia entre los grandes editores -las españolas Planeta, Anaya, Plaza y Janés, Everest, Aguilar... y otras de más de un centenar de países del mundo- le permite relacionarse con los responsables de la edición de futuros best sellers. "En esta feria no se venden libros al público; está prohibido. Las editoriales adquieren los derechos de libros o títulos, se hacen pedidos a distribuidoras, librerías, contactos con escritores, principalmente", resume Calero. Nadie acude representándose a sí mismo y los pequeños editores suelen exponer en un pabellón conjunto para compartir gastos. "Esto fue lo que me propusieron, pero opté por pabellón propio. Lo vi más conveniente para poder hacer algo de cara al exterior. Aparte, sólo expongo los libros que yo escribo", matiza. Este año, en que se cumple el 50º aniversario de la feria de Francfort, Antonio Calero ha invertido cerca de un millón y medio de pesetas. Eso cuesta montar un pabellón en la feria alemana que se desarrollará en esta ocasión entre el 7 y el 12 de octubre. "De subvenciones nada", añade, "ni me he preocupado. Uno se hace al ánimo de gastar un millón y pico y a ver qué pasa". Esta "gran concentración de cultura" le sirve para familiarizarse con las nuevas corrientes literarias. "Los libros de política o de revolucionarios están abocados al fracaso. Lo mismo ocurre con la poesía, el ensayo o el pensamiento". Como era de esperar, tras su experiencia, sólo augura buen futuro al género que él practica. "Lo que actualmente se lleva es la literatura de evasión y libros de viajes en sus múltiples derivaciones".