Un componente de la marihuana mata a ciertas células tumorales
Los canabinoides, o componentes activos de la marihuana y el hachís, eran conocidos hasta ahora por sus acciones contra el dolor, la fiebre, los vómitos y las inflamaciones, entre otras propiedades menos decorosas. Un equipo de bioquímicos dirigido por Manuel Guzmán, de la Universidad Complutense de Madrid, acaba de añadir a la lista una nueva cualidad inesperada: el canabinoide más abundante de la marihuana es capaz de matar las células tumorales del sistema nervioso, según se ha demostrado en experimentos de laboratorio.
El efecto no consiste en una mera actividad tóxica y generalizada. El canabinoide destruye las células cancerosas, pero no las normales. Y lo hace mediante un elaborado mecanismo conocido como apoptosis, o muerte celular programada, que el organismo utiliza normalmente para eliminar células innecesarias o molestas. El hecho de que la actividad se dirija específicamente contra las células tumorales convierte al canabinoide en un interesante candidato para futuros ensayos farmacológicos.
Los resultados, publicados en los últimos números de las revistas técnicas FEBS Letters y Molecular Pharmacology, se han obtenido por el momento en células cancerosas cultivadas en el laboratorio. Guzmán y su equipo exploran ahora la posibilidad de que la droga tenga un efecto similar sobre los tumores de animales vivos.
Análogos naturales
Los efectos fisiológicos del hachís no son producto de la casualidad: se deben a que los canabinoides de la planta son muy similares a unas moléculas naturales del cuerpo humano, que probablemente cumplen importantes funciones en el desarrollo del sistema nervioso y en el control de la actividad neuronal que transmite la sensación de dolor y otras señales. Lo mismo pasa con otras drogas: el opio y sus derivados actúan como imitadores de los analgésicos naturales conocidos como endorfinas.Los canabinoides -sean humanos, vegetales o artificiales- sólo actúan tras acoplarse a un receptor específico situado en la membrana exterior de la célula. No todos los tejidos del cuerpo poseen esos receptores: se hallan sobre todo en el sistema nervioso. Por esta razón, las moléculas del hachís sólo presentan acción antitumoral en células cancerosas del sistema nervioso. El equipo de Guzmán ha comprobado estos efectos en células de glioma, neuroblastoma y astrocitoma, tres de los principales tipos de tumores cerebrales.
No existe por el momento ningún dato clínico o epidemiológico que apunte a un retraso en el desarrollo de tumores cerebrales en los consumidores habituales de hachís o marihuana. Tampoco hay ningún dato que demuestre lo contrario. Según Guzmán, las dosis utilizadas en sus experimentos son similares a las que los canabinoides alcanzan en el organismo de los usuarios de estas drogas.
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