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La medicina privada sólo puede ofrecer la píldora abortiva en 11 clínicas

El 98% de las interrupciones del embarazo se realiza fuera de los hospitales públicos

Amaya Iríbar

Sólo 11 de las 60 clínicas privadas acreditadas para practicar abortos podrán suministrar la píldora abortiva antes de que sea registrada en España en verano de 1999, según la asociación que agrupa a estos centros. El resto de las clínicas privadas no cumple los criterios de Sanidad para autorizar su uso como medicamento extranjero. El presidente del Insalud, Alberto Núñez Feijoó, aseguró ayer que dará instrucciones a todos los hospitales públicos de su territorio para que pidan "inmediatamente" la píldora.

La moción aprobada el martes en el Congreso exige acelerar la llegada de la RU 486 a los hospitales españoles, tanto públicos como privados, sin esperar a su regularización definitiva. Hasta ahora son las clínicas privadas, unas 60 en toda España, las que realizan el 98% de las interrupciones de embarazo, y estos centros copan casi el 100% de las intervenciones anteriores a las siete semanas de gestación, únicas en que la píldora es efectiva.Pero sólo 11 clínicas privadas cumplen, según la Asociación de Clínicas Acreditadas para Interrupciones Voluntarias del Embarazo (Acai), los requisitos para pedir al Ministerio de Sanidad que les facilite la píldora antes del verano de 1999. Es decir, cuentan con Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), servicio farmacéutico y de urgencias ginecológicas. Y coinciden con aquellas que están autorizadas para interrumpir embarazos de segundo trimestre. Se trata de las clínicas Dator, Isadora y El Bosque (Madrid); Ginemèdics y Tutor (Barcelona); El Sur (Málaga y Sevilla) y Montecarmelo (Sevilla); Buenavista (Oviedo); Actur (Zaragoza) y Euskalduna (Bilbao). El resto no son considerados centros hospitalarios, y envían a las pacientes a un hospital si surgen complicaciones.

Los requisitos vienen impuestos por la legislación francesa, ya que, como por el momento la RU 486 sólo puede traerse como medicamento extranjero, se regula por las leyes del país de origen (el fabricante es la firma francesa Exelgyn), explicaron fuentes de Sanidad. Por eso algunos, como la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), esperan que aumente el número de abortos que se hacen en hospitales públicos.

Otra cosa será cuando la píldora abortiva, gracias a la cual se podrán ahorrar un 30% de abortos quirúrgicos (los que se realizan antes de la séptima semana de embarazo), sea registrada en España. Entonces, admiten en Sanidad, se pueden imponer otros criterios.

El ministro de Sanidad, José Manuel Romay, se reafirmó ayer en la posición que ya mantenía antes del pleno del martes, cuando el Congreso aprobó, pese a los votos en contra del PP, que la RU 486 fuera administrada inmediatamente por los hospitales como medicamento extranjero. Ante una pregunta de la socialista Amparo Rubiales, el ministro insistió en que la moción aprobada era innecesaria, ya que su departamento está, según él, actuando con una "coherencia irreprochable".

Poco antes, en los pasillos del Senado, Romay había declarado que la píldora "se importará cuando lo pidan los servicios de ginecología de los hospitales del sistema sanitario público".

Sin embargo, el presidente del Insalud, Alberto Núñez Feijoó, aseguró que dará instrucciones a todos los hospitales para que pidan "inmediatamente" como medicamento extranjero la píldora abortiva, en el caso de que una mujer, con prescripción facultativa y cubierta por uno de los tres supuestos despenalizados (violación, peligro para la salud de la madre y malformación del feto), la solicite en un centro hospitalario, informa desde Toledo Isabel Salvador.

Según Feijoó, las reticencias iniciales del ministerio se deben a que quedan "sólo unos meses" para que esta píldora se registre y comercialice en España, y a que su importación como medicamento extranjero es un procedimiento "francamente engorroso".

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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