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Reportaje:FÍSICA

Tres satélites desvelan una aceleración misteriosa

Tres naves interplanetarias han dado la pista de una minúscula y misteriosa aceleración que tal vez apunte hacia algo relevante en la física fundamental, algo que hasta ahora se habría escapado a los científicos al explicar los movimientos de los cuerpos en el universo. Unos investigadores de EEUU, al analizar los movimientos de las sondas Pioneer10, Pioneer11 y Ulises, han identificado esa aceleración anómala hacia el Sol, que es 10.000 millones de veces más pequeña que la que sentimos por la atracción gravitatoria de la Tierra.

Los científicos, liderados por John Anderson, del Jet Propulsion Laboratory (NASA), han tenido en cuenta y descartado muchas posibles causas de la perturbación. "En orden de probabilidad decreciente, las posibles causas son: efectos asociados con las naves mismas; sutiles efectos relacionados con nuestro sistema de seguimiento, o algunas manifestaciones de una nueva física", dice Michael Nieto.

Para hacer el experimento, los investigadores analizaron las señales enviadas desde la Tierra y rebotadas por los repetidores de las naves. El seguimiento de la Pioneer10 oficialmente se hizo hasta marzo de 1997, cuando estaba a unos 10.000 millones de kilómetros del Sol, pero la sonda aún transmite señales. La Pioneer11 dejó de emitir radioseñales útiles en 1990 (estaba a casi 5.000 millones de kilómetros). La Ulises rodeó el Sol por los polos. Los datos de las tres naves dan los mismos resultados acerca de la fuerza de la misteriosa aceleración.

Leyes gravitatorias

Las leyes gravitatorias de Newton son suficientes para enviar naves espaciales a misiones interplanetarias y atinar con precisión asombrosa en los objetivos. Pero los minúsculos movimientos anómalos de estas tres naves son importantes para los científicos, que han considerado varias causas posibles: perturbaciones debidas a la atracción gravitatoria de planetas y pequeños cuerpos del Sistema Solar; la presión de la radiación de los fotones al chocar contra las naves; relatividad general; interacciones entre el viento solar y las naves; posible corrupción de las radioseñales; oscilaciones y cambios en la rotación de la Tierra; radiación térmica de las naves, y algunas otras más. Ninguno de esos efectos da cuenta de la magnitud y la dirección de la aceleración anómala. "Si la aceleración anómala es de origen gravitatorio, no es universal" porque tendría efecto en cuerpos de masa de unos pocos miles de kilos más que en cuerpos del tamaño de planetas, concluyen los científicos.

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