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El Parlamento Europeo retira la inmunidad al 'ultra' francés Le Pen

La justicia alemana ya puede procesar al jefe de la extrema derecha francesa, Jean-Marie Le Pen. El Parlamento Europeo acordó ayer por abrumadora mayoría, 420 votos a favor, 20 en contra y 6 abstenciones, retirarle la inmunidad y permitir que el fiscal de Múnich Manfred Wick haga su trabajo. El presunto delito de Le Pen es una frase: "Las cámaras de gas son un detalle de la II Guerra". En Alemania está penado negar o menospreciar el holocausto.

Aunque el Parlamento Europeo ya retiró la inmunidad parlamentaria al líder del Frente Nacional (FN) en dos ocasiones, ésta es la primera vez que lo hace a petición de la justicia de un país distinto al de Le Pen y por un delito grave, castigado en Alemania con penas de hasta cinco años de cárcel.El voto masivo de los eurodiputados -sólo nueve, entre ellos Charles de Gaulle, nieto del general, se sumaron al rechazo de los 11 escaños del FN- otorga a esa votación un carácter de pronunciamiento en contra de la ultraderecha. El jefe del FN acogió la decisión de sus compañeros con gestos y muecas ostensibles de jactancia y desprecio.

El fiscal alemán Wick, tras conocer que el Parlamento de Estrasburgo había atendido su solicitud, anunció que la Fiscalía de Múnich activará de inmediato las diligencias abiertas contra Le Pen por un delito de "incitación al odio racial".

A lo largo de los últimos meses, este fiscal alemán ha convocado repetidamente al líder ultraderechista francés para que explique en el juzgado su intervención en la rueda de prensa que coprotagonizó junto al antiguo miembro de las SS Franz Schoenhuber en la capital bávara.

"No sé si iré a declarar o no", replicó Le Pen, "prefiero ser convocado hoy y no en 1944, aunque no creo que ahora pueda ser más agradable que entonces", comentó, displicente. El líder ultra calificó de "batalla política" el debate del Parlamento.

En el caso de que Le Pen siga sin atender los requerimientos del fiscal, la justicia alemana puede solicitar la actuación de los jueces franceses. El derecho alemán contempla además la posibilidad de emitir una condena sin necesidad de llegar al juicio reglamentario cuando concurre una serie de circunstancias que podrían darse en el caso. El recurso a esa vía evitaría al Gobierno de Francia el problema de tener que pronunciarse sobre la extradición del líder de un partido que cuenta con un apoyo de cuatro millones de votos, el 15% del electorado francés.

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A la perspectiva de no poder pisar suelo alemán, a Le Pen se le suma la posibilidad de que un tribunal de Versalles ratifique en breve su condena de seis años de inhabilitación y no pueda presentarse a las elecciones europeas. A sus 70 años, eso abriría probablemente una sucesión que prepara soterradamente su teórico lugarteniente, Bruno Mégret. Aunque la vieja guardia del FN mantiene su apoyo a Le Pen, que se labró fama de torturador en la guerra de Argelia, parte de la militancia y de la nueva ultraderecha no comparte su estilo tosco, gratuitamente provocador, que le lleva a acreditar pública y regularmente sus convicciones racistas, xenófobas y antijudías.

El largo listado de declaraciones escandalosas acumulado por Le Pen ilustra la ideología de este hombre populista, aficionado impenitente a los obscenos juegos de palabras en los que asocia el virus del sida con sus enemigos políticos, o, como en el caso de un ex ministro francés, se sirve del apellido Durafour -four (horno)- para añadirle el término "crematorio".

Las principales organizaciones judías han acogido con gran satisfacción el voto del Parlamento Europeo y esperan que ahora la justicia alemana pueda hacer su trabajo.

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