Estratagema holandesa sobre el 'cheque británico'

Holanda pidió generalizar el cheque británico para todos los países contribuyentes netos, destruyendo la ventaja del Reino Unido, que financiaría con la pérdida de la suya el nuevo reparto de prebendas a los ricos. Pero como Londres no lo acepta y los cheques a la brava tiene mala prensa -incluso Alemania se ha pasado a la fórmula de renacionalizar parte del gasto de la PAC- ha buscado su interés por vía más sutil.

Ha colocado en el informe Liikanen (de cuyo equipo redactor forma parte el secretario general de la Comisión, Carlo Trojan, casualmente un holandés) la idea de reducir los cuatro recursos actualmente existentes a uno sólo, un porcentaje sobre el PNB de cada país. Algo muy atractivo en principio, porque éste es un baremo más equitativo que el del porcentaje del IVA.

Pero esconde trampa, porque supone la desaparición de una de las cuatro fuentes de ingresos (la llamada "recursos propios tradicionales"), que incluye los derechos de aduana. Rotterdam, el gran puerto de entrada de mercancías de países terceros, recauda anualmente cantidades astronómicas en aranceles. Pero ese dinero es del presupuesto común (la UE es una unión aduanera), porque proviene de mercancías que desbordan al mercado holandés, van al de los Quince. Este recurso aportó en 1996 casi 227.000 millones de pesetas a las arcas comunes. Si desaparece, Holanda rebajaría su contribución desde el 0,4% al 0,27% de su PNB. Otro país rico expresamente beneficiado por el informe de Liikanen.