_
_
_
_
MUJERES

Claudicar por piedad, miedo o culpa

De poco sirve la represión penal a muchísimas mujeres maltratadas que claudican en sus denuncias por miedo, culpabilidad, piedad, dependencia afectiva o económica, tradición... Estas víctimas necesitan que se las enseñe a dejar de ser vulnerables al maltrato, reclaman especialistas. Una asistencia que apenas se presta.La memoria de 1997 de la Fiscalía de Guadalajara muestra que de 33 juicios de faltas por malos tratos celebrados, 19 concluyeron en absolución del agresor por incomparecencia de la víctima o por retractarse durante la vista. En otros procesos penales, la mujer ha pedido que se rebajara la pena para su marido e incluso el indulto. Atrapadas en la única forma de vivir y pensar que conocen, muchas se conforman con un correctivo para el marido. "Las mujeres acuden a la fiscalía pidiendo que su marido deje de beber o que las quiera", comenta la fiscal jefe Ángeles García.

Más información
50 fiscales perseguirán a los agresores de mujeres
884 presos por malos tratos

No son extraños casos como el de una mujer que, tras una larga historia de malos tratos, lleva por fin al marido al banquillo por 74 delitos de violación dentro del matrimonio. Ante la petición fiscal de 30 años de cárcel, la víctima pide clemencia para él, acosada por su escasa autoestima y su familia. La propia madre recriminó a la justicia la intromisión en la vida matrimonial de su hija.

Los abogados suplen la función de amigos y psicólogos. "Es increíble que en España sólo haya un centro de atención integral a las mujeres maltratadas", critica la abogada catalana María Jesús Varela. Se trata del que dirige en Madrid Ana María Pérez del Campo, en el que durante 18 meses estas mujeres se educan para volver a la vida con aplomo.

La otra cara de la moneda son las sentencias desalentadoras que obtienen quienes sí llegan hasta el final. Las multas en los juicios de faltas oscilan entre las 200 y las 50.000 pesetas diarias.

Fueron 5.000 diarias durante 20 días lo que tuvo que pagar un madrileño a su esposa a la que dio un manotazo mientras fumaba y, tras agarrarla del cuello, la obligó a que "se comiera" el cigarrillo del suelo. La impunidad es tan barata que, como comenta una abogada, "algunos maridos advierten a su esposa: "En cuanto tenga una paga extra te doy ración doble"".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_