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ELECCIONES EN BRASIL

Cardoso confía en lograr una victoria histórica

São Paulo, la capital industrial, refleja las luces y sombras de la política liberal del presidente

Fernando Henrique Cardoso tendrá hoy una votación histórica en las elecciones presidenciales brasileñas. Si los últimos sondeos no se equivocan, el actual presidente superará el 54,28% de los sufragios que obtuvo en octubre de 1994 e infringirá una severa derrota a su rival de izquierdas, Luiz Inacio Lula Da Silva. Cardoso está seguro de conseguir el apoyo político aplastante que ha venido solicitando en los últimos días para llevar a cabo las reformas que entiende necesarias para sacar a Brasil de la crisis financiera internacional. São Paulo, cuyo gobernador es de su partido, refleja bien el debate de esta campaña electoral, entre una industria automovilística que ayuda a frenar la crisis y el desempleo más alto del país, la inseguridad ciudadana y la corrupción policial.

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ENVIADO ESPECIALMário Covas, gobernador del Estado de São Paulo y candidato a la reelección, aparece en pantalla ataviado con un quimono de Toyota y rodeado de directivos de la casa automovilística japonesa. "Fui yo quien trajo la Toyota a São Paulo", dice orgulloso, y subraya la importancia de esta noticia para la economía paulista (150 millones de dólares de inversión). Su principal adversario en las elecciones y ex gobernador, Paulo Maluf, interviene en otro espacio electoral, con los logotipos de diversas empresas. Afirma en tono catastrofista que la inversión extranjera ya no llega a São Paulo y se va a otros Estados, porque el Gobierno de Covas no da ningún tipo de ventaja. Mientras enumera las empresas los logos van desapareciendo de la pantalla hasta que no queda ninguno. "Las empresas se van, ¡es malo! ¡Quien puso a São Paulo de rodillas no puede tener otros cuatro años!", dice.

Que la Toyota haya sido el caballo de batalla de la campaña electoral del gobernador de São Paulo no es un hecho menor y pone de relieve hasta dónde ha llegado la llamada guerra fiscal entre los más poderosos Estados de este Brasil azotado por la crisis económica mundial. La industria automotriz representa el 30% de los intercambios comerciales del Mercosur. Que la General Motors haya inaugurado una nueva planta en Río Grande do Sul, la Renault en el Estado de Paraná o la Fiat se haya trasladado a Minas Gerais significa que esas empresas descartaron São Paulo, el centro industrial brasileño por excelencia. Y no sólo eso. Las grandes marcas automovilísticas quieren tener a sus proveedores cerca, en el mismo Estado. De manera que la apertura de una planta de Toyota, GM o Fiat significa la llegada de un montón de pequeñas fábricas y componentes. Es decir, puestos de trabajo.

La guerra fiscal se agudizó con el Plan Real diseñado por Fernando Henrique Cardoso en su época de ministro de Hacienda. Cayó en picado la inflación y aumentaron las inversiones de las multinacionales, más interesadas que nunca en abrir fábricas en Brasil por el efecto de las elevadas barreras proteccionistas contra los vehículos importados (de hasta un 70%).

Mário Covas asumió como gobernador el 2 de enero de 1995 y encontró las arcas del Estado prácticamente vacías. Decidió no entrar en competición con la agresiva política fiscal de Paraná, Río Grande do Sul y Minas Gerais (los Estados rivales de São Paulo). Fue una decisión política avalada por el presidente Cardoso (del mismo partido que Covas), que respondía a la idea de desconcentrar la industria. Algunas empresas se fueron y otras no vinieron, atraídas por los incentivos de otros estados.

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Con todo, São Paulo sigue siendo el más importante de los 27 Estados de Brasil. Con 36 municipios de más de 100.000 habitantes, genera el 17% del PIB nacional, el 25% de la producción industrial brasileña e intercambia el 40% de las importaciones y el 54% de las exportaciones con los vecinos del Mercosur. El cinturón industrial conocido como ABC, formado por San André, San Bernardo y San Caetano es el polo de desarrollo más importante de Brasil. General Motors, Mercedes, Ford, Volkswagen tienen allí sus plantas de producción. En las famosas huelgas durante la dictadura militar surgió un líder sindical llamado Lula y se constituyó el Partido de los Trabajadores (PT). La automatización y los altos impuestos han elevado los costes de producción y provocado una reducción de las plantillas. ABC ya no es el punto de referencia de la política de los años setenta.

Hoy, la crisis de los mercados financieros es percibida por la mayoría de la población como algo ajeno. "Para ellos, la traducción concreta es más desempleo, pero en general piensan que es la crisis de la Bolsa, no del bolsillo", explica el periodista Clovis Rossi, del consejo editorial de Folha de São Paulo. La abismal subida de los tipos de interés afectará relativamente al pequeño consumidor, que ya había agotado la capacidad de endeudamiento antes de que el Gobierno aprobara la medida.

Y sin embargo, São Paulo mantiene todavía algún ribete de El Dorado que fue en el pasado para los desesperados del empobrecido noreste. La inmigración subió de nuevo en 1997 a causa de la sequía.

A principios de los años ochenta hubo una oleada de criminalidad, con numerosas mujeres violadas y asesinadas. El entonces gobernador, Paulo Maluf, tuvo una frase que pasó a la posteridad: "Violen, pero no maten".

La inseguridad es uno de los problemas más graves de São Paulo. La oposición al gobernador Covas asegura que diariamente se registran de promedio 22 homicidios. La peor situación se vive en los arrabales, donde abundan las matanzas entre bandas de narcotraficantes. El desempleo, el más alto de Brasil (entre 12% y 13%) y la falta de perspectivas para amplias franjas de la población ha aumentado la cifra de desesperados.

Frente al delito, la ineficacia y la corrupción policiales van unidas al miedo que genera entre la población la Policía Militar, la principal fuerza represiva. Los agentes disparan y matan con extrema facilidad. Hasta no hace mucho era motivo de promoción en el cuerpo. Actualmente está en vigor un programa de asistencia psicológica obligatoria para todo agente que haya causado una muerte.

Desde hace dos años, la Policía Militar cuenta con la figura del ouvidor, una especie de ombudsman, encargado de atender las quejas que plantea la población acerca del comportamiento policial.

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