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CLÁSICA

Justo homenaje y prometedora resurrección

Comienza el nuevo curso musical con dos actos de diverso y positivo signo: el homenaje al compositor Martín Pompey y la resurrección de la Orquesta Filarmónica de Madrid. Con Joaquín Rodrigo, Pompey es el decano de nuestros compositores. Nació en Montejo de la Sierra, en las estribaciones de Guadarrama, el 1 de octubre de 1902. Sin embargo, permanece en activo, puede recordar el estreno de Las golondrinas o El amor brujo y hasta contarnos el desembarco de Alhucemas en 1925. La Fundación March rindió el miércoles su homenaje a este músico íntegro, carente de vanidad, ignorante de la autopromoción y heredero de saberes tradicionales que modifica por conocimiento de lo que en cada etapa se hace. Quedó demostrado en sus cuartetos número 4 y 9, tocados en estreno absoluto por la formación Arcana (Romo, Puig, Cuesta y Escrich). Fundamentalmente tonales, abren sus pentagramas a procedimientos de la escuela de Viena en una síntesis personal y difícil. A la vista del catálogo de Pompey, obra de su discípulo Lope Nieto, podemos medir una larga vida de ilusiones sin demasiado horizonte pero mantenidas por la fuerza de la vocación. Las palabras de Antonio Gallego, el buen hacer del cuarteto y la adhesión del público tuvieron especial temperatura.El jueves, en el Auditorio Nacional, la Orquesta Filarmónica de Madrid, fundada en 1915 por Pérez Casas, resucitó de un silencio de 12 años por obra y gracia del empresario Leandro Monjas en un empeño de carácter privado. La dirige el valenciano Pascual Osa, músico bien dotado y formado, como lo demostró en el Concierto filarmónico, escrito para la ocasión por Claudio Prieto, y en la Segunda sinfonía de Mahler. El infatigable Prieto juega constantemente con las estéticas de ayer y de hoy. El Concierto filarmónico, realizado de un solo trazo, brillante, contrastado y directo, se inscribe en la órbita de una tradición todavía cercana y se pronuncia por el denominado "nuevo expresivismo". La dilatada sinfonía Resurrección, quedó entendida y comunicada desde un criterio afectivo. El éxito fue muy grande.

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