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Nooteboom considera un cliché el miedo a la página en blanco

El autor holandés publica una vieja novela

Amelia Castilla

Para aclarar sus ideas, Cees Nooteboom (La Haya, 1933) tiene que escribir un libro: "Una vez formulado el pensamiento estoy más seguro de lo que pienso", aseguró ayer el escritor holandés. Fruto de una de esas reflexiones literarias es Una canción del ser y la apariencia (Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores), una novela sobre la creación literaria cuya primera edición en castellano se presentó ayer.

Nooteboom escribió Una canción del ser y la apariencia entre 1978 y 1979 en un momento en que la ficción y la realidad eran objeto de continuas discusiones y análisis literarios. Ahora, con más de 20 años de distancia, el narrador sigue calificando la obra como "un salto en el aire, un acto de ilusionismo". Como ha hecho con una buena parte de sus trabajos literarios, el escritor se puso a redactarla, con su pluma de tinta negra en uno de sus cuadernos de pasta dura, "sin ningún planteamiento inicial ni preparación previa".En Una canción del ser y la apariencia dos escritores discuten sobre el proceso de elección de los personajes, los paisajes y las distintas acciones del texto literario.

Nooteboom, en cuya extensa obra se cuentan poemarios, libros de viaje y novelas, divide su narrativa en ilusionaria y de realidad imaginada. Un ejemplo de la primera categoría sería En las montañas de Holanda, país donde no hay montañas. Como modelo de su otra faceta novelística, el escritor holandés pone la novela que acaba de concluir y que será publicada en breve en su país y en Alemania; la acción transcurre entre Berlín y Madrid y en ella aparecen, entre otros personajes secundarios, Miguel Ángel Blanco y algunos dirigentes etarras.

El autor de La historia siguiente tiene casa en Amsterdam y Menorca y habla un perfecto castellano. Entre sus libros de viaje, la parte más abultada de su producción literaria, destaca El desvío a Santiago, un libro que le permitió recorrer "las esquinas más apartadas y conocer cómo vivían en el siglo XII en los monasterios". Su próximo trabajo estará dedicado a Japón, país que ha visitado siete veces, y a sus templos.

Desde que escribió su primer libro, El paraíso está aquí al lado, Nooteboom, que entonces contaba 20 años, fue saludado por la crítica como un escritor, algo que él duda que fuera en esa época puesto que carecía de "la experiencia debida". Bajo aquella presión escribió la siguiente novela y hasta una tercera, que versaba sobre la necesidad de escribir. Nooteboom niega haber sentido alguna vez el miedo a la página en blanco. "Eso es un cliché", dice. "Hay que vivir para escribir".

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