Los Presupuestos

El comienzo del curso político nos introduce en el que quizás sea el trabajo más relevante de cada año: la confección de los Presupuestos de la comunidad. Para el próximo año varias van a ser las cuestiones a considerar. Por una parte, la inevitable reducción de tipos de interés, como consecuencia de la unión monetaria, aliviará en parte los presupuestos de gasto, permitiendo desviar parte de los fondos liberados a políticas efectivas de gasto. Por otra parte, es de esperar que como consecuencia de la reducción del IRPF se reduzca la parte de la financiación que se recibe por este concepto, aunque por acuerdo del último Consejo de Política Fiscal y Financiera el Gobierno central se comprometió a compensar la disminución de ingresos, menor en nuestra comunidad porque no ha aceptado el 30% del IRPF, por lo que es de esperar que, si el Gobierno cumple lo prometido, el coste de la reducción del IRPF lo asuma el Estado. Además, si se mantienen las previsiones de crecimiento en unos niveles por encima del 3%, los ingresos por los tributos gestionados por la comunidad deben también aumentar su recaudación. Todo ello debe significar un aumento de los fondos disponibles y en consecuencia el tan ansiado crecimiento de fondos que solicitan las consejerías. No obstante, lo anterior no significa que exista un incremento real del gasto público en el próximo año. Para que ello sea factible es necesario que los centros gestores del gasto agilicen sus actividades y aumenten su capacidad de generar proyectos y aplicar fondos. Siendo especialmente necesario agilizar todos aquellos proyectos que tienen posibilidad de ser financiados parcialmente mediante subvenciones procedentes del Estado y de la Unión Europea. Probablemente, para el próximo presupuesto habría que premiar a quienes están absorbiendo estos fondos por su demostrada capacidad gestora. En este aspecto tienen una asignatura pendiente muchas entidades locales que no han mantenido una estructura de gasto equilibrada que les permita un ahorro suficiente para afrontar inversiones cofinanciadas, fruto de un excesivo gasto corriente, y en especial en gasto de personal.