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EUSKAL HERRIA ESCONDIDA

La torre del linaje de Martiartu

La torre de Martiartu, en Erandio Bekoa, uno de los municipios que conforman la gran metrópoli bilbaína, ha perdido su poder de intimidación para vecinos y enemigos de la comarca, a no ser la que surja de la fantasía de los chavales de los alrededores. Ubicada en la parte inferior de la ladera del monte Unbe, dominando la vega del Udondo, comparte espacio con urbanizaciones, algún que otro caserío que aún se mantiene en pie, los ecos de las fábricas cercanas y todo el entramado de accesos a los hoy populosos municipios de la Margen Derecha de la ría del Nervión. Así que no es de extrañar su intento por pasar desapercibida a los nuevos tiempos, llegada como está a la edad de los recuerdos. La torre de Martiartu, que toma el nombre de uno de los últimos linajes que participaron en las luchas entre oñacinos y gamboínos, es un resto de aquellas feroces guerras medievales que se libraron entre las noblezas rurales del País Vasco. Estos conflictos tenían como causa última la búsqueda de la defensa y el fortalecimiento de las bases económicas y humanas del linaje, debilitado por las crisis económicas que sacudieron Europa en el siglo XIV. Lo de las bases humanas merece una reseña aparte: dada la fogosidad de los señores rurales como Martiartu, no sería una interpretación excesivamente descabellada la de vincular lo prolífico de esta nobleza aldeana con las escabechinas, robos y demás trapisondas que liaron en aquellos años de escasez: no sólo tenían una buena cantidad de descendientes (legítimos y bastardos) que alimentar, sino que éstos eran una tropa de primera a la hora de cometer las fechorías. Historiadores como Juan Manuel González Cembellín en su obra Monumentos de Vizcaya, consideran que la estructura de estas torres, tan definidamente fortificadas, viene de aquellas escaramuzas de gamboínos y oñacinos. Hasta que los tiempos fueron generosos y toda la familia estaba bien servida, no hubo grandes problemas. Ubicación estratégica La torre de Martiartu estaba estratégicamente ubicada. Controlaba las rutas que unían el puerto y la villa de Plencia con Bilbao y con el interior del Señorío a través de Asúa, Zamudio y Larrabetzu. Pero no sólo esto: a su lado se encontraba la ermita de San Antonio y cerca, un molino que antes fue ferrería. A cuenta de los distintos peajes y diezmos, esta cabeza de célula económica que era la torre de Martiartu consiguió ir medrando entre el resto de las familias de la zona, sobre todo a raíz de su enlace con el linaje de Getxo. Pero la juventud belicosa de este baluarte llegaba a su fin. Ya antes de los Reyes Católicos, aquella espléndida construcción que levantara Martín Ortiz de Martiartu fue quemada y derrocada. Se habían terminado los tiempos de esplendor para la nobleza rural y ya sólo les quedaba pedir al rey, tal y como hicieron, una indemnización por el derribo de la torre. La nueva torre, que data de principios del siglo XVI, mantiene la estructura castrense. Aunque se había reformado completamente, los que se encargaron de diseñar la renovación mantuvieron la línea de torre medieval: volumen paralelepípedo, gruesos muros, escasos huecos, acceso sobre patín, presencia de almenas y garitones, etcétera. Da la impresión de que los Martiartu, pese a la nueva situación, seguían apegados a unas formas de vida ya pasadas, que tuvieron en las torres su más significado símbolo, y que a través de la realzada casa fuerte pretendían mantener su amenazadora presencia en una zona que, pese a los teóricos cambios institucionales, seguía estando bajo su dominio. El citado historiador González Cembellín lo resume claramente: "La nueva torre no es sino el símbolo de la perpetuación de su poder". Pero como los hechos son tozudos y el tiempo acaba poniendo a cada cual en su sitio, la torre de Martiartu (como la de Muñatones en Muskiz o la de Salazar en Portugalete, otros dos baluartes perdidos en la conurbación bilbaína), a pesar de su sólida construcción y su desafiante presencia, dejó de serle útil a sus dueños. Cambios Los enemigos ahora estaban en ultramar, no en el pueblo de al lado, y ya no había que defenderse de ningún vecino belicoso. Además, el ocio y el negocio se había cambiado de lugar (Bilbao, Valladolid, en fin, las ciudades) y hasta allí se fueron los Martiartu, mientras su torre se iba convirtiendo en lo que técnicamente se llama un centro de producción agropecuaria, o sea, un caserío. Esta nueva ocupación de la torre quizás fuera más prosaica, pero sin duda fue más beneficiosa para el resto de los caseros de la zona que, definitivamente, ya no tenían que sufrir los caprichos de los señores. Por otra parte, el nuevo uso conllevó algunas reformas tanto en su interior como en su exterior, con el fin de que aquel cubo inexpugnable pudiera servir para una vida pacífica. Pasaron años y años, se fueron sucediendo los propietarios y, ya en 1946, los herederos del marqués de Villarías vendieron la torre a los inquilinos, los Aretxederra, por 450.000 pesetas. Poco duró, sin embargo, la torre de Martiartu en estas nuevas manos, pues dos años después el Ayuntamiento de Bilbao llegó a un acuerdo con esta familia, según el cual el municipio costearía los materiales necesarios para la construcción de una vivienda (unas 60.000 pesetas) alzada con la aportación gratuita de su trabajo por los mismos Aretxederra y que, una vez concluida, fue permutada por la casa fuerte. El Ayuntamiento la restauró, cerró aquellos vanos abiertos para labores agrarias, y la vació por dentro: cruda metáfora del final de un tiempo que ya anunciaban los humos de las fábricas próximas, la cercana aparición del utilitario y los edificios de pisos. Sin embargo, la torre continúa viva para aquellos que, como los niños que juegan en sus alrededores, recrean desde estas cuatro paredes las escaramuzas del viejo linaje de los Martiartu.

Datos prácticos

Cómo llegar: El castillo de Martiartu se encuentra en la conurbación del Gran Bilbao, en Erandio Bekoa, en la base del monte Unbe. Para acceder hasta este histórico lugar, hoy diluido por el desarrollo de la metrópoli, hay que salir de Bilbao por Enekuri y llegar a Loiu. A partir de aquí se toma la carretera que va a Leioa y de ahí hacia Martiartu, después de haber pasado por el campus de la Universidad del País Vasco en esa localidad. Alojamiento: Además de la numerosa oferta hotelera de la cercana villa de Bilbao, en Getxo existen tres hoteles bastante interesantes como son Los Tamarises (tel. 94 4910005) el Igeretxe (94 4910009) y el Neguri (94 4910509). Erandio cuenta con una casa de agroturismo, Gurutzelarreta (94 4531885), mientras que en los alrededores de Mungia se encuentran Borkalene (94 6155083) y Loba-Zarre (94 6743522). Comer: Por toda esta zona de la Margen Derecha del Nervión se pueden encontrar buenos restaurantes, como los de Getxo: Jolastoki (94 4912013), Cubita (94 4911700), Asador El Puerto (94 4912166) o Zubia (94 4637709). Ya en Erandio se puede acudir al Aitkeri (94 4711572) o al Alay (94 4670697). Y en Loiu, son recomendables el Goskoetxe (94 4711186) o el Aspaldiko (94 4910009)

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