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ELECCIONES EN ALEMANIA

La propaganda electoral refleja la pugna entre la experiencia y el cambio

Pilar Bonet

Desde las aceras opuestas de la avenida de Friedrich Ebert de Bonn, Helmut Kohl y Gerhard Schröder se contemplan y, a veces, hacen incursiones en el terreno del contrario para volver a situarse después en su correspondiente lado de la calle, donde están, casi frente a frente, la sede de la CDU y la del SPD.En los carteles que jalonan la ruta, Kohl, con el ceño ligeramente fruncido, parece reflexionar sobre el telón de fondo de una bandera nacional y junto al lema "Categoría internacional para Alemania". Schröder, cuya imagen se ha identificado con la expresión "estoy preparado", compite hoy con nuevos eslóganes, que los conductores leen sucesivamente mientras avanzan por la avenida: "Alemania necesita nueva fuerza", "Alemania necesita nuevas ideas" y "Alemania necesita un nuevo canciller".

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Las imágenes en color que acompañan estas ideas han sustituido a unas fotos en blanco y negro con lemas como "el éxito económico no lo es todo, pero sin él no son posibles muchas cosas". Schröder aceptó a regañadientes el blanco y negro, que según Detmar Karpinski, el jefe de su agencia electoral, realzaba su cualidad de hombre de Estado.

La rivalidad entre las dos aceras de la avenida de Freidrich Ebert comenzó hace un año, cuando los socialdemócratas instalaron lo que se ha llamado la kampa (el centro de la campaña electoral), con un instrumento de guerra psicológica en el tejado: un reloj que va contando los días, horas y minutos que supuestamente quedan de la era Kohl.

A diferencia de la CDU, que ha carecido de una estrategia electoral global y ha improvisado sobre la marcha, el SPD ha realizado una excelente campaña, superando así las reticencias del pasado a vender su mensaje político como un producto comercial más.

Si se deja al margen carteles tan ilegibles como los dos que presentaron los mensajes respectivos de Oskar Lafontaine y Gerhard Schröder en letra pequeña dirigida a los conductores que circulan por la avenida, la campaña del SPD ha tenido agudeza y sentido del humor. Ha jugado con imágenes de películas famosas, donde los rostros de algunos de los protagonistas habían sido sustituidos por los de Kohl y su ministro de Finanzas, Theo Waigel; ha recurrido a la metáfora del Titanic para referirse a la era de Kohl y ha hecho un esfuerzo conceptual importante para trasmitir el mensaje de cambio.

Mientras la CDU ha recurrido a la misma agencia que le lleva la campaña desde 1975, el SPD decidió renovar sus estrategia y contratar por concurso a una firma de publicidad comercial de Hamburgo, después del tremendo bajón de popularidad que las encuestas habían evidenciado en 1995, según explica una integrante del equipo electoral socialdemócrata.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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