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Un libro reúne los 'Sospechosos habituales' de Ramón de España

El escritor retrata con humor a personajes de la cultura barcelonesa

Un libro de Editorial Anagrama, con un prólogo de Eduardo Mendoza, recoge los artículos de Ramón de España publicados a lo largo de dos años en la edición catalana de EL PAÍS bajo el epígrafe Sospechosos habituales. Los artículos, escritos en primera persona y en clave de humor, están dedicados a glosar los encuentros y relaciones del autor con los más variados personajes barceloneses del escenario cultural (los sospechosos del título).

Los 78 artículos de Sospechosos habituales conforman, una vez reunidos en libro, "un relato curioso de una época y un lugar muy concretos: la Barcelona encerrada en la cuadrícula del Ensanche", según explica el autor.Escritores, dramaturgos, arquitectos, músicos, cantantes, cineastas, cada uno de los sospechosos es objeto de un retrato personal, entre la admiración, la mera curiosidad y la rechifla; alguno resulta especialmente afilado, como los perfiles de Baltasar Porcel o Núria Feliu, pero la sangre no llega al río: "No he querido ensañarme ni ajustar cuentas con nadie porque uno no se pone a escribir para ciscarse en el prójimo", dice De España. "Pero lo fácil y divertido es rebajar un poco los humos a quienes se toman a sí mismos demasiado en serio".

El prólogo de Mendoza sostiene que en este libro el todo suma más que las partes que lo componen. Ese todo dibuja Barcelona como "un mundo doméstico y muy agradable, donde todos nos conocemos y donde, por eso mismo, no se producen debates auténticos", resume De España. "A diferencia de Madrid, que es una ciudad a la que todo le mundo parece haber llegado de Tomelloso con el bate de béisbol bajo el brazo y dispuesto a abrirse paso como sea, en Barcelona hay miedo a suscitar polémicas y debates y cualquiera que ponga en duda cuatro verdades que todos tenemos asumidas es aparcado como aguafiestas, necio o pelmazo". Entre los dos extremos, De España considera que debería haber un término medio: "Una Zaragoza mental, que sería un lugar un poco menos salvaje que Madrid y un poco más vivo que Barcelona".

El editor, Jorge Herralde, subrayó que Sospechosos habituales está recorrido por una discreta pero evidente nostalgia por la Barcelona de los años 1977-1980. "Desde luego, por lo menos en el recuerdo, fue una época más disparatada que la actual", asiente De España. "Franco acababa de morir y aún no había llegado Pujol".

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