Los comunistas amenazan a Prodi con una nueva crisis de gobierno

La historia se repite. Los tormentos que sufrió el Gobierno italiano de centro izquierda hace un año para aprobar los Presupuestos pueden ser cosa de broma comparado con lo que se le presenta este año. El Partido de Refundación Comunista (PRC), cuyos votos son cruciales para el Ejecutivo de Romano Prodi, vuelve a poner la proa a la ley de Presupuestos de 1999 y amenaza con no votarla. Su líder, Fausto Bertinotti, apodado sarcásticamente por algunos diarios italianos como míster no, dio ayer portazo al borrador presentado por el Gobierno a los partidos tras semanas de laboriosas gestiones.Bertinotti justificó su rechazo en la falta de respuesta a las 14 propuestas para mejorar la creación de empleo y la justicia social, como la supresión del impuesto sobre la casa, la gratuidad de los libros escolares y de algunos servicios de la sanidad pública, el aumento de las pensiones mínimas y una provisión de unos 600.000 millones de pesetas para poner en marcha la ley que fijará la jornada laboral de 35 horas.

Esta última propuesta, gran aportación neocomunista a los Presupuestos del año pasado una vez superada la crisis, todavía está en el tintero. No obstante, el líder del PRC anunció que la decisión final la tomará el comité nacional del partido cuando se reúna el 3 y 4 de octubre próximo. "Por ahora, las respuestas son inadecuadas", dijo ayer. La actitud crítica de Bertinotti con el Gobierno del Olivo, que le ha llevado a convertirse en la conciencia de la coalición, suplantando incluso a los sindicatos, ha provocado una fisura en el partido: de un lado, los partidarios del secretario general, que votaron hace unos días contra los Presupuestos; del otro, los partidarios del presidente, Armando Cossutta, viejo comunista, hoy moderado, que defiende a cualquier precio la alianza con el Gobierno.

Los defensores de la línea blanda de Refundación, entre los que figura también el portavoz neocomunista en la Cámara de Diputados, Oliviero Diliberto, temen que la tantas veces anunciada ruptura con el Olivo provoque finalmente la dimisión del Ejecutivo y unas nuevas elecciones con un hipotético triunfo de la oposición.